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Tik... tak... Ese sonido ocupaba toda la oficina, Dazai miraba unos papeles encima de su escritorio con el ceño fruncido, se frito las sienes, sintiendo de repente una oleada de cansancio. Solo queria volver a casa y estar junto a Chuuya.

Escucho como del otro lado de la puerta le llamaban, quebrando su concentración y pronuncio con una voz profunda y severa un: ''Adelante''.

Era su secretaria Julia, sus tacones repiquetearon sobre las elegantes baldosas, con un su cabello rubio hecho un moño en la parte superior de la  cabeza balanceándose y las gafas que traía le hacían parecer aun mas profesional.

Julia era la asistente personal de Dazai, antes de ella estaba un anciano ocupando ese puesto, pero cometió un grave error que le costo la vida. Julia  era inteligente y sencilla y lo mas importante sabia como leer el estado de animo de una persona, algo que Dazai realmente apreciaba.

Julia fue directo a Dazai, saco una carpeta y dijo seriamente.

— Señor, la mafia Italiana ha venido a discutir algunas cosas sobre el reciente problema del transporte de armas, siguen insistiendo que ellos no han hecho nada que les perjudicaran como para meterse con nuestras importaciones de armas de la mafia estadounidense, por lo que se han decidido reunirse con usted para supuestamente ''aclarar cosas''.

Los ojos de Dazai se afilaron y en su rostro estaba una sonrisa siniestra.

— Bueno, es de mala educación no recibir como se debe a nuestros invitados, ¿no?

Con una aura sombría, Dazai se dirigió al la gran sala de reuniones en donde su invitado aguardaba, rodeado de guardaespaldas, sus pasos eran imponentes e intimidantes y su rostro estaba decorado con una expresión severa.

Entro en la gran sala de reuniones y se sentó en la silla principal frente al jefe italiano.

El italiano era intimidantes, un hombre de mediana edad con aspecto tenebroso, ojos cafesoso y brillantes, cabello castaño oscuro y desordenado y en su mejilla estaba ubicada una cicatriz profunda y ni hablar de el aura arrogante que le corría por las venas desde que era pequeño.

La poderosa mafia japonesa y la mafia italiana reunidas, sus jefes no eran enemigos, ni eran amigo, son simples conocidos, sin disputas pasadas o incidentes importantes, de hecho, incluso el jefe italiano era muy arrogante y orgulloso, incluso tenia un enorme conflicto con los logros y el talento de Dazai como el jefe de la mafia japonesa, por que el hecho de que Dazai pudo anular y tomar el control de la mafia japonesa a la edad de 19 años, realmente le impresiono.

— Es bueno verte de nuevo, Dazai Osamu.

Dijo el italiano con voz ronca, su japonés se escuchaba un poco roto, pero era perceptible si escuchabas con atencion.

— Digo lo mismo, Adolfo Ricci.

— Entonces me han informado que te has enterado que nosotros somos responsables del transporte de armas emitido, lo detendremos, claro que solo hay una condición, para que lo hagamos.

Los ojos de Dazai se oscurecieron peligrosamente, su expresión se volvió dura por un segundo.

— ¿Esto es una amenaza?

Dijo Dazai con el rostro afilado pero con un tono de voz calmado.

— Por así decirlo. La mafia es una lugar cruel y preferiríamos no convertirnos en su enemigo, Osamu, pero hay que hacerlo.

Adolfo mantenía una mirada llena de arrogancia.

— Mhh.

Respondió Dazai, con un tono juguetón, restándole importancia al asunto.

— Exactamente ¿de que condiciones estas hablando?

Fácilmente podría acabar con la mafia italiana, Dazai nunca ha demostrado de su verdadera fuerza y solo muestras el mínimo esfuerzo para acabar con los enemigo. Además, Italia tiene aproximadamente el mismo tamaño que Japón, con menos persona. Es una pena que Adolfo subestimara a la mafia japonesa.

— Me gustaría tener al pequeño omega pelirrojo que tienes como esclavo.

Dijo Adolfo. Estaba casualmente en la mafia donde Chuuya fue vendido a Dazai y todavía sentía una rabia persistente por no poder obtener a ese impresionante omega.

En un instante, Dazai ya tenia su arma apuntándole a Adolfo y los guardaespaldas detrás de el sacaron sus ramas, apuntándoles a los miserables guardias detrás de Adolfo, quienes también estaban apuntado con sus armas.

La tensión en la habitación se habia intensificado, pero Dazai respondió con total calma a un Adolfo con indicios de temor reflejado en sus ojos.

— No tienes ningún derecho a tomar lo que es mío, Adolfo.

El rostro del otro alfa se endureció y les respondió con rabia.

— ¿Estas seguro de que tu querida mafia, podría funcionar correctamente sin armas?

Dazai simplemente sonrió, se levanto de la silla, se dio la vuelta y dejo a un italiano sombrío detrás de el, con sus guardaespaldas todavía a la defensiva contra los de la mafia contraria.

Cuando Dazai cruzo las puertas de aquellas sala, le dijo a Julia sin siquiera voltear a mirar a atrás.

— Destrúyanlos.

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TODOS LOS DERECHOS VAN DIRIGIDOS A SU RESPECTIVA AUTORA

SOLD TO HIM // Soukoku OMEGAVERSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora