Parte IX

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Día 3.

Huesos brillantes y armas de fuego. ¿Cómo encontrar el llanto en las risas desesperadas?

 

 ***

 Zayn estaciona el auto frente a la casa de dos pisos, es una casa muy bonita, normal entre todo el vecindario; puedo divisar la gente alrededor, a través de las ventanas, personas bailando como sombras y brazos extendidos. Me acomodo el tupé, no soy muy fan de ellos porque mi frente no es una de las cosas más pequeñas del mundo, así que prefiero taparla con mi flequillo, pero esta vez Zayn insistió en que lo tenga puesto para cambiar un poco de estilo.

—Te hace ver más mayor —dijo, mientras colocaba todo ese gel y producto que siempre utiliza en su cabello—. Los cambios son buenos, créeme.

Al final decidí que no estaba muy mal, pero no es como un estilo que usare demasiado. El fleco se quedara allí por un tiempo, al menos. Hasta que decida que es hora de cortar mi cabello, pero entonces, seguirá allí. Como el tupé de Zayn, y ahora no sé porque tengo esta desagradable sensación de ser su hermano menor que intenta ser tan genial como él. Liam está en el asiento del copiloto, mandándose mensajes con una de sus nuevas novias que conoció como hace unas semanas en una cafetería, él jura que es amor eterno pero Zayn y yo lo conocemos demasiado y probablemente termine con el corazón roto el siguiente mes y tendremos que consolarlo con dibujos animados y chistes cada dos por tres.

Después de un tiempo te acostumbras, y tu sentido del humor se vuelve más fuerte, también tu paciencia.

—Es hora de la verdad —dice Liam, porque es lo que debe decir y ya. Zayn apaga el motor y me lanza una mirada orgullosa, o quizás solo está mirando mi cabello. Ruedo los ojos y él me guiña un ojo, saliendo del auto con rapidez, seguidos de Liam y yo. Caminamos lo que queda de metros hasta la casa, y mientras más nos aproximamos la música casi explota en mis oídos y hay mucha gente alrededor. La mayoría son universitarios, lo puedo notar por sus anchas espaldas y los pechos descubiertos de las chicas. Y la mayoría, también, son amigos de Hannah y todo su círculo.

Entramos por la puerta principal y puedo ver de entrada a una chica sintiéndose mareada, mientras su amiga la sujeta y le susurra algo al oído. Y ni siquiera son las diez de la noche aun. Liam comienza a ponerse ansioso y a rebuscar con su mirada, Zayn le da una palmada en la espalda.

—Ve a buscar a tu chica, Payno —Lo empuja ligeramente y Liam asiente, sin prestar mucha atención y desapareciendo de nuestra vista en segundos.

— ¿Tú crees que ella realmente llegó?

—No lo sé, Liam me mostró una foto de esta chica pero no se veía muy confiable, además es mayor —Zayn tiende a no confiar mucho en la gente en general, o esperar mucho de ellas. Dice que siendo así de negativo se evita problemas como los de Liam, corazones rotos y decepción. Zayn también tiene su muralla, si sabes a lo que me refiero, pero como Stan, está tan bien construida que es difícil derribarla.

— ¿No buscaras a Nick? —pregunta, mirándome con una ceja enarcada. Puedo oír la voz de Sia en los parlantes de la casa “Las chicas fiesteras no se hacen daño. No pueden sentir nada ¿Cuándo aprenderé?” 

— ¿Y tú? Quiero decir, ¿Buscaras a alguien? —Él se encoge de hombros, mirando alrededor. Zayn no tiene problemas cuando se trata de tener a alguien a su lado, porque es muy atractivo y puede conseguir lo que quiera. En todo sentido.

—Probablemente sí, pero no te sorprendas si me quedo arruinado en el sofá o termino vomitando en alguna esquina.

—Estaré con un ojo sobre ti —Zayn me sonríe ampliamente, y antes de que me vaya se acerca más a mí, por sobre todo la música, susurrando en mi oído.

Down to the sea bed. / larry stylinson.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora