Parte XIII

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Día 4.

Pocas veces Liam se muestra molesto, es como si nunca perdiera la paciencia, aprendió mucho teniendo a Zayn y a mí como sus mejores amigos, a veces podemos ser un desastre. Como ahora, con Liam conduciendo con el semblante endurecido y Zayn gritándome porque posiblemente no me graduare y no tendré un futuro.

— ¡Tú nunca piensas las cosas, Louis! —exclama en el asiento trasero. Su pecho está subiendo y bajando y juraría que está viendo rojo—. Es como si siempre te tuvieran que decir lo que debes hacer porque de otra manera te quedarías encerrado en tu cuarto y no harías absolutamente nada, y me importa una mierda si dices que me escucho como tu madre pero si alguien no te hace saber que eres un desastre te quedaras hundido para toda tu vida —contengo la respiración, Zayn se detiene un segundo, tomando aire—. Esto no solo se trata de unas tontas vacaciones, se trata sobre tu futuro y lo que quieres hacer de él, no hay opciones, Louis. No podrás rebobinar las cosas cuando te salgan mal ¿Lo entiendes, no es así?

Puedo ver rojo en ese momento, también. Y siempre me resulto una expresión tonta pero realmente puedo hacerlo. Mis puños se cierran a mis costados y estoy intentando con toda mis fuerzas no tirar el más alto grito al cielo hasta que no quede nada en mí, hasta desintegrarme junto al sonido y desaparecer.

—No hay futuro, Zayn —le digo, voz baja y severa—. No hay maldito futuro, y tú no lo entiendes, no ahora. No sabes ni una puta mierda.

—Lo único que entiendo es que eres un mediocre que espera que su madre lo tenga toda la vida ¿Eso quieres? Porque eso es no tener futuro, hermano.

No respondo, supongo porque siento como si me hubieran clavado una daga en el medio de mi estomago y hubieran hurgado con su mano mis intestinos. Liam responde por mí, se ve exasperado y a punto de estallar.

—Ya es suficiente —dice. El auto se detiene con un ruido seco, haciendo que nuestros cuerpos se vayan para delante. Casi puedo sentir las luces de los semáforos quemar mi vista. Liam suspira, sus nudillos están blancos apretados alrededor del volante—. Tú —me dice, seco y luego mira a Zayn—. Y tú. Bájense de mi auto, ahora.

— ¿Qué? —exclamamos los dos con el mismo chillido. Liam destraba las puertas creando un ligero clic y un silencio, hace un gesto mundial con la cabeza para decirnos que no está jugando mientras los autos pasan a toda velocidad.

—No quiero tener a dos inmaduros discutiendo, bájense y arreglen sus diferencias. Llámenme cuando vuelvan a ser los de antes.

Los de antes, por supuesto que Liam diría algo así.

Zayn se baja antes de que yo esté digiriendo lo seria que se escucha la voz de Liam, incluso es un poco intimidante.

Lo observo por última vez antes de cerrar la puerta, y él no me devuelve la mirada. Zayn esta posiblemente el triple de enojado que antes, caminando en la esquina de la carretera con su mochila rebotando en su hombro. Me recuerda a esa vez que se había enojado conmigo porque le conté a una chica lo enamorado que él estaba de ella, Zayn me había gritado tantas palabrotas que ni siquiera conocía, en medio de la cafetería, con todos mirándonos entre divertidos y sorprendidos. Luego él se había parado he ido con grandes zancadas pero sin perder su estilo vanidoso y silencioso.

Yo lo sigo más despacio, mis pies arrastrándose con mis huesos doloridos. Quiero sentirme tan enojado como lo está él en este momento, pero la cosa es que Zayn tiene razón, soy un mediocre sin futuro, literalmente ¿Qué me está manteniendo aquí?

Pasan varios minutos, con mi mente consumiéndome y los autos como balas de fuego. Zayn se detiene de pronto, abruptamente, casi me siento aliviado. Se gira hacia mí, su expresión está más suave pero sigue siendo orgullosa, sus hombros caídos.

Down to the sea bed. / larry stylinson.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora