Cómo amo de la muerte, Harry encontró la piedra en el bosque con mucha facilidad. Ahora era parte de él, tanto como la varita en su mano y la capa en sus hombros, así que la llevó a casa para cumplir la misión más aterradora que pudiera imaginar.
Conocer a la madre de su esposo.
Eileen Snape había muerto a manos de Tobias, su esposo, antes de que él naciera, víctima de violencia doméstica y una renuencia a utilizar magia en contra de aquel monstruoso hombre. Si bien Severus la describió como una esposa abnegada y una madre cariñosa, no pudo evitar temerle.
Ella, después de todo, había engendrado a su hosco y oscuro amante. La interpretación de Severus no era de confiar por completo, según lo que le contó de su vida, la descripción de cariño que tenía era inexacta. Y la de Harry solo podía reducirse al cariño expresado por los Weasley.
Harry había visto a muchas madres a lo largo de su vida, había envidiado a los hijos y observado atentamente. Petunia era efusiva con su hijo, a pesar de ser una horrorosa persona, a Dudley jamás le había faltado amor. La señora Weasley tenía una mano dura pero cálida y le había tratado con más amor de lo que podría haber esperado de una desconocida.
Incluso la madre de Malfoy había salvado su vida por amor a su hijo.
Harry siempre anheló una madre y era muy normal que temiera al amor que éstas profesaban. Y es que... ¿y si ella no le consideraba adecuado para su hijo? ¿Y si les reñía por la diferencia de edad? ¿Y si les decía que estaba decepcionada?
¿Qué haría Harry entonces? ¿Cómo se sentiría Severus? ¿Avergonzado? ¿Triste? No podría con ello. Si bien, después de ello verían a sus padres, no temía tanto ese encuentro como el primero.
Y cuando Severus sostuvo la piedra en sus delgados, pálidos y largos dedos, contuvo el aliento.
La mujer que apareció frente a ellos tenía una cara larga, de facciones finas y un poco severas, sus cejas, tan negras como su cabello, estaban fruncidas cuando sus ojos se posaron en él y se relajaron cuando vieron a su hijo.
Eileen se parecía mucho a Severus, siendo Yam delgada y piel pálida. Harry sabía cómo lucían las personas que aparecían con la piedra, una mezcla de presencia lejana y falta de vida. Y ella lucía ciertamente muerta.
—Sevie —Dijo en una voz dulce y cálida. Severus se tensó y su mano apretó la suya, Harry la estrechó con amor. Eileen lo notó pero no pareció sorprenderse.
Recordó lo que le había dicho su madre la última vez. Estamos contigo, invisibles a los demás.
—Hola, madre —La voz de Severus era más suave de lo normal y se dio cuenta que estaba triste—. Ha pasado un tiempo.
Eileen bajó la vista, luciendo arrepentida y pequeña.
—Lamentó mucho todo lo que sucedió, Sevie. Yo...
—¿Qué? ¿Vas a decirme fuiste una cobarde? ¿Qué dejaste que ese bastardo te asesinara mientras eras perfectamente capaz de defenderte?
—Sev —Dijo él, apretando su mano. Pero Severus parecía estar conteniéndose. Eileen estaba herida.
—Sí —Musitó—. Sí, todo lo que dijiste. Lo lamento, debí protegerte, debí haber hecho más. Sí, era una cobarde y débil.
—Por Merlín, no has cambiado en nada. Complaciente, aceptando todo...
—Severus, ¿qué quieres que diga? —Dijo ella amargamente y se acercó—. Sé que nada podrá borrar lo que he hecho, que nada podrá hacerte olvidar. Sólo puedo decir que lo lamento y sé que no me perdonarás. No importa si me guardas rencor, no importa si me odias, está bien. ¿Entiendes? Está bien, mi amor.Harry jamás había visto a Severus llorar, pero una lágrima corrió por su mejilla y sintió que su amor por él crecía el doble, el triple.
—No te odio.
La mano fantasmal de Eileen fue a su mejilla y la rozó, él sabía por experiencia que era como tocar aire. Pero para Severus pareció ser suficiente y de pronto ella estaba mirándole. Había algo en esa mirada negra que disolvió todas sus dudas.
—Hola, señora Prince —Le dijo con una leve sonrisa—. Soy Harry y amo a su hijo más allá de todo lo humanamente posible.
Ella le dio una sonrisa pequeña.
—Lo sé —Susurró—. Por favor cuida de él.
Se escuchó un gruñido que sonó a "No necesito que alguien me cuide" y tanto ella como Harry rodaron los ojos con un poco de diversión. Severus, sin embargo, acarició su mano con aprecio.
—Lo haré, lo prometo.
—Hasta otra vida, Sevie.
—¡Espera! —Eileen le miró, su larga y negra trenza descansando en su hombro. Harry vio que Severus lucía casi exactamente como ella, salvo por su nariz—. ¿Estás mejor? ¿No estás... sufriendo?
Negando suavemente con su cabeza, ella le miró con el amor con el que Molly, Narcisa y Petunia miraban a sus hijos. Con el amor que Lily le había mirado a él.
—No hay dolor, si es lo que quieres saber. Sufría al verte sufrir pero ahora... —Su mirada amorosa se extendió a Harry y le hizo sentir cálido, bendecido—. Ahora soy tan feliz como tú. Puedo estar en paz. Puedes dejarme ir, mi pequeño.Severus parecía de pronto más joven e indefenso y asintió. Murmuró un pequeño te amo antes de dejar la piedra en el escritorio. Eileen desapareció, pero su respuesta les acarició a ambos y alivió algunas heridas.
Harry se giró a Severus y lo estrechó en sus brazos.
—Bueno, eso fue bien —Le dijo y recibió un beso en la frente—. ¿Estás listo para enfrentar a los míos?
La respuesta a ello fue un gruñido que le hizo reír. Reunirse con los padres era una cosa horrorosa.
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Amantes de la noche oscura ❧ Dark Flufftober Snarry
FanficAbre la puerta a momentos robados teñidos de tragedia, fantasmas y muerte. Pequeños drabbles de mundos alternos que jamás pudieron ser. El reto de flufftober pero con un toque oscuro, porque es ¡spooky season! Acompañame estos 31 días de escritura o...