Capítulo 20

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El sábado por la mañana me levanté temprano a bañarme, me asegure de tener todas las cosas para los dos días que iba a pasar en la escuela.

Al salir a la calle todavía estaba bastante oscuro, corría una brisa gélida haciendo que me arrepintiera no traer una bufanda. Al dar vuelta en la calle se me hizo raro ver a alguien parado debajo del poste de luz que para mí sorpresa era Noya.

—Hola —salude al llegar a su lado.

—Hola —sonrio levemente al verme— ¿Vamos?

Estaba un poco confundida por su actitud, sabía que le pasaba algo pero aún así nunca dejó de acompañarme a casa, incluso ahora esperarme para ir al campamento. Realmente Noya era extraño.

Empezamos a caminar en silencio, como todos los días al volver casa, ninguno de los dos hablaba como antes y no entendía realmente en qué momento las cosas se pusieron así.

Lo mire, iba caminando con una de sus manos dentro del bolsillo del pantalón mientras la otra agarraba la correa de su bolso; tenía la vista al frente y el reflejo del sol que empezaba a salir daba en su rostro.

Se veía realmente bien.

Me sonroje ante mis propios pensamientos, volví mi vista al frente antes de que notara algo. Tal vez Kageyama tenía razón y debía decirle.

Ahora solo me falta el valor.

Cuando llegamos a la escuela, la mayoría ya se encontraba ahí. Kageyama junto con Hinata me saludaron y automáticamente Noya se fue con Tanaka, solté un suspiro acercándome a mis amigos.

—Creo que sí les ponen dos dedos en frente ninguno de los dos se daría cuenta —hablo Kageyama cuando estuve a su lado ganándose que lo mirara mal.

—La verdad que si —lo apoyo Hinata.

—¿Qué es lo que tengo que ver?

—Exacto  —dijeron al unísono.

Las veces que estos dos se ponen de acuerdo es solo para molestarme. Les saque la lengua mientras me cruzaba de brazo, Mai se acercó a nosotros abrazándome.

—Mai me están molestando, diles algo.

—No la molesten —los regaño, les saque la lengua triunfante.

Cuando iban a replicar llegaron los entrenadores abriendo el lugar, todos entramos yendo a los respectivos lugares en donde dormiriamos.

[...]

El entrenamiento realmente estaba siendo pesado, más que todos los otros días, se notaban que los chicos estaban más preparados que nosotras.

Ya estaba cansada de correr por cada partido que perdíamos; al finalizar la última vuelta me tire en el suelo cansada y frustrada. ¿Qué haríamos? Ni siquiera podemos ganarle un partido a los chicos, creí que a estas alturas podríamos al menos ganar un partido.

¿Y si eran mis pases? Todas las chicas habían mejorado muchísimo, ya no se quedaban paralizadas ante las pelotas. Entonces ¿Qué nos faltaba? Noya se sentó a mi lado dándome una botella con agua.

—Lo están haciendo bien. —lo mire incrédula mientras agarraba la botella, me senté cruzando las piernas— Hace meses no lograrían pelear tantos los partidos. No digo que jugarán mal, entrene con ellas varias veces, pero les faltaba motivación, no corrían por las pelotas perdidas como lo hacen ahora. —finalmente me miro— Y no, no son tus pases.

Por poco escupo toda el agua que había tomado ¿Acaso ahora era psíquico?

—Todos alguna vez nos culpamos y pensamos que somos el error. Suelo hacerlo muchísimo por eso intento mejorar todos los días, pero recuerda que son seis en la cancha, ellas también deben sentirse así.

Todavía puedes volar (Nishinoya Yuu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora