Capítulo 24

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Luego de saludar al otro equipo nos reunimos alrededor de la entrenadora, ahora si venia lo difícil.

—Me alegro mucho por ustedes chicas, lograron llegar tan lejos —nos miro feliz— Soñó un esfuerzo más, estoy segura que lograrán ganar este partido. Tienen 10 minutos para descansar, vayan al baño, estiren, recuperen energía.

Algunas de las chicas se tiraron al suelo, otras se sentaron en la banca. Mai fue de las que estuvieron en el suelo así que le avise que iría al baño.

Salí caminando apresurada para el baño, estaba vacío cuando entre así que me encerré en un cubículo sentandome sobre la tapa del inodoro. Solté un suspiro, mire asustada mi pierna, me ardía por dentro y sentía como palpitaba.

Baje con cuidado la rodillera, definitivamente mi pierna estaba hinchada y caliente. Pase mi mano sobre ella dando leves masajes, el último salto me había dejado doliendo un poco así que ya imaginaba que estuviera inflamada.

Pero no es nada, solo una leve hinchazón.

Salí del pequeño cubículo y me puse a caminar alrededor del baño, tenía que bajar un poco la inflamación. Moje mis manos con agua fría y las puse sobre mi rodilla, luego de un rato la seque con papel, ya estaba menos inflamada.

Me mire en el espejo tenía el cabello hecho un desastre, me desate la coleta haciendo que este caiga sobre mis hombros, moje mi cara tratando de sacar un poco la transpiración, me seque con papel y luego volví a atar mi cabello en una coleta alta.

El golpe en la puerta me hizo pegar un pequeño salto del susto ¿Por qué tocaban la puerta?

—Saori ¿Estas ahí?

Ah, ya entendí porque.

Subí de nuevo mi rodillera antes de salir del baño, Noya estaba parado frente a la puerta con una mirada de preocupación.

—¿Estas bien? —su vista escaneada todo mi rostro en busca de algún indicio.

—Estoy bien —sonrei apoyando mis manos en sus hombros — ¡Pasamos a la final!

Lo abrace de la felicidad pero también necesitaba ese contacto cálido que Noya me brindaba, paso sus manos por mi cintura devolviendo el abrazo.

—Felicidades enana —susurro cerca de mi oído.

Me separe un poco apoyando nuevamente mis manos en sus hombros, él no movió las suyas de mi cintura, aún me miraba con preocupación.

—¿Estas bien? ¿Tu rodilla...?

—Esta bien, en serio, fue solo un calambre.

El asintió no muy convencido pero sonrio, me abrazo más fuerte levantándome un poco del suelo. Solté una carcajada y le di un beso en la mejilla.

—Ya es hora —dijo.

Asentí separandome de él, me acompañó hasta la puerta de la cancha deseandome suerte luego fue hacia las escaleras para subir a las gradas. Las chicas estaban acomodándose las rodilleras nuevamente y otras buscando las pelotas.

Estaba emocionada, recordé la última vez que estuve así y fue hace tiempo cuando jugué mi primera final. No iba a dejar que sucediera lo mismo que aquella vez.

Me adentre a la cancha poniéndome a estirar para calentar los músculos, las del equipo contrario entraron riendo y conversando entre ellas. Se veían bastante calmadas; son de esos equipos que tienen presencia en la cancha de los cuales te detienes a observar y admirar.

Estaban acostumbradas a las finales, solían llegar todos los años. Habíamos leído un poco de todos los equipos y definitivamente era el mejor.

Todavía puedes volar (Nishinoya Yuu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora