UNA REALIDAD AJENA

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Cualquiera diría que los ricos no pensaban más de la cuenta, que sus vidas estaban resueltas y se la pasaban viajando por el mundo, comiendo en los más lujoso restaurantes y conociendo a las personas más importantes del mundo... incluso yo mismo lo pensaba, pero no pude haber estado más equivocado en toda mi vida. 

Sí, los ricos solían gozar de lujos y placers deslumbrantes, pero había una razón por la cuál los verdaderamente ricos se mantenían siendo verdaderamente ricos, y era únicamente por el hecho de que siempre estaban trabajando... Todo el día, todos los días, y sin descanso alguno.

Podría decirse que Phoebe y yo comenzamos a salir desde aquella tarde en el jardín de la casa de su hermano, pero habían pasado unos dos meses desde aquel día y jamás pensé que su vida fuese tan ajetreada hasta que me vi incluido dentro de sus planificaciones. 

Yo había crecido en una granja, lo más emocionante de mi día a día fue tal vez ayudar a mi padre a traer al mundo algunos animales, y fuera de eso, el hecho de ir a trabajar no representaba una actividad que requiriese de una planificación tan meticulosa como era la agenda diaria de Phoebe.

Tenía una asistente, y yo no me había enterado siquiera. La conocí una tarde que parecía que llovería horrible, y la chica no dejaba de decirle a Phoe unas cien cosas que tenía que hacer antes del fin de semana. Era extraño verla siempre en modo líder de una compañía multimillonaria, pero me gustaba verla feliz y eso la hacía feliz.

Durante aquellos dos meses, nos la pasamos de aquí para allá. Ella aún vivía en Chicago, y por más que intentaba convencerla de que ese lugar no era agradable, ella me reñía diciendo que tenía una vista de la ciudad hermosa. 

Creo que nunca había tomado tantos aviones en mi vida como en esos dos meses.

Incluso Theo le dijo que vivir tan lejos no tenía sentido, y que era mejor que volviera a Nueva York... Yo no quería que ella volviera a Nueva York, quería que se quedara en Boston conmigo, pero decirle eso era precipitado, egoísta, y algo alocado.

Una noche se quedó conmigo en mi apartamento, pero en lugar de pasar realmente la noche conmigo, se la pasó leyendo un sin fin de papeles y contratos que tenía que firmar y enviar a su padre al día siguiente.

𑁋 ¿Sobre qué es todo eso de todos modos? 𑁋le pregunté tomando asiento a su lado en el sofá luego de varias horas de mirarla trabajar. 

Phoe se había tomado una ducha y usaba una de mis camisetas como pijama, algo que amaba que hiciera.

𑁋Son los contratos de los materiales para las nuevas computadoras. Estaremos usando materiales reciclados esta vez y juro que nunca me había costado entender tantos términos como ahora. Normalmente mamá es la que se encarga de estas cosas, pero ha tenido unos dolores de cabeza horribles últimamente, y quería ayudarla a aligerar un poco la pila de quehaceres.

𑁋 ¿Habrá nueva línea de computadoras? 𑁋pregunté algo emocionado.

No era muy fanático de la tecnología, pero tenía que admitir que los aparatos electrónicos de Schlesinger eran increíblemente buenos, y de una calidad inigualable. Me había comprado mi primer teléfono inteligente hacía unos seis años atrás, y recién lo había cambiado un año atrás.

𑁋Sí, la idea es que la nueva línea salga el próximo verano. ¿Por qué tienes esa sonrisa? 𑁋me preguntó haciendo los papeles a un lado, mirándome a los ojos.

𑁋Nada, solo me encanta ver como disfrutas tu trabajo, se te iluminan los ojos 𑁋dije tocando su nariz, haciéndola reír.

𑁋Igual que tú cuando me hablas de ex presidentes y conquistadores mundiales. Aunque no lo disfrutas tanto como cuando alguien te pregunta algo sobre algún dios griego.

Bart, Schlesinger ExtrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora