OLIVIA WILLIAMS-SCHLESINGER

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Cuatro meses después de la cirugía de Phoebe la doctora Rowell nos dio luz verde para retomar el ritmo de nuestras vidas. Ella estaba bien, le habían hecho un examen completo y sus periodos se normalizaron con éxito. Estaba feliz de verla saludable y recuperada. Había vuelto al trabajo hacía un mes, desde que habían inaugurado la sede de Industrias Schlesinger en Boston, el trabajo parecía ir de maravilla para ella y todo su equipo.

No habíamos tenido intimidad en cuatro meses, me daba miedo lastimarla, no quería causarle ningún daño y cuando la doctora nos dijo que todo estaba bien y que no tendríamos ningún problema, ella me miró con esperanza a sus bellos ojos azules.

𑁋 ¿Estás segura de que no te duele nada? 𑁋le pregunté esa noche luego de que me atacara en un beso profundo.

𑁋Si me vuelves a preguntar eso, seré yo la que te cause dolor a ti, Bart 𑁋me amenazó y definitivamente se encontraba bien.

Le hice el amor despacio, sin prisas, disfrutando de su cuerpo, su esencia, volviéndola completamente loca. Amaba verla disfrutar cada segundo, y eso me hacía amarla cada instante un poco más.

Nos propusimos dejar de pensar en lograr tener un bebé y solo esperar a que el milagro ocurriera. Ella decidió que no tomaría ningún anticonceptivo y me prohibió en sobremanera usar protección todo el tiempo, la verdad no me quejaba, ¿por qué lo haría? Pero muy dentro de mí sabía que ambos deseábamos ese milagro más que nada.

Habían pasado cerca de siete meses desde la operación, y teníamos cerca de cuatro intentando que quedara embarazada y aun nada ocurría. Podía ver la mirada de dolor en los ojos de mi esposa cada vez que su periodo llegaba sin falta. Desde la operación sus ciclos se habían normalizado y era más exacta que un reloj.

𑁋Se que acordamos no pensar en ello pero, esta tarde vi a una de las chicas de finanzas muy, muy, embarazada y en lugar de darle mis felicitaciones casi me pongo a llorar frente a ella, Bart.

Recuerdo que observaba el techo de nuestra habitación con lágrimas en sus ojos. Yo la abracé de costado y la acerqué a mi cuerpo besando su cabeza.

𑁋No quiero ser esa clase de persona, no quiero sufrir así...

𑁋Yo tampoco quiero que sufras, amor. Créeme que me duele muchísimo verte así.

𑁋 ¿Y si nunca lo logramos? ¿Estarías... estarías de acuerdo en tener una vida solos los dos?

Tenía miedo de que yo la dejara si no lograba quedar embarazada, y eso me dolió aun más que verla sufrir de infertilidad.

𑁋Me siento un poco ofendido de que creas que sería capaz de abandonarte por no darnos un hijo 𑁋le dije sin apartarme un centímetro de su cuerpo 𑁋. Eres mi esposa, te amo con toda mi alma y prometí amarte por el resto de mi existencia, Phoe, con o sin hijos, te amaré de la misma manera siempre. 

Ella se giró para mirarme a los ojos, y eliminé las pequeñas lágrimas que comenzaron a bajar por sus mejillas.

𑁋Siempre seremos una familia, grande o pequeña, tú eres mi familia 𑁋susurré acariciando su nariz dejando un suave beso en sus labios antes de atraerla a mi pecho en donde después de un rato se quedó dormida.

No estoy seguro de cuántas veces lo intentamos los meses siguientes, dejé de llevar la cuenta. Algo había sucedido entre los dos en aquellos meses, había un deseo incontrolable que no se detenía con nada, el frenesí de querer estar con ella todo el tiempo, que incluso nos hizo hacer varias escenas arriesgadas en el auto y en el baño de su oficina. Me estaba volviendo loco, era un adicto a ella, y con nada parecía poder tranquilizarme.

Bart, Schlesinger ExtrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora