GRACE

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Puedo decir con muchísima seguridad que solo me he enamorado dos veces en toda mi vida. Una de esas veces fue cuando estaba en la escuela, y conocí a la chica más bonita de todo el condado... probablemente toda la ciudad, o todo el estado.

Recuerdo que la primera vez que la vi quedé atónito. Estaba en cuarto grado y podría decirse que me flechó de inmediato. La veía a la distancia con sus amigas, y vivíamos a unas cuantas calles de distancia, así que solíamos tomar el mismo camino a casa.

—Amigo, tienes que hablarle, es una gran chica. Está conmigo este semestre en biología y es bastante agradable, además, llevas años babeando por ella y ni siquiera le has dicho hola en todos estos años. Estamos en la secundaria, Bart, ¡reacciona!

Aquiles odiaba que no hiciese algo al respecto, él siempre fue mucho mas aventado que yo, y solía tener miles de citas al mes, ¿Cómo lo hacía? Eso siempre fue un misterio que nunca quise resolver.

—De acuerdo... lo haré, la invitaré a salir.

— ¡De eso estoy hablando! Ve por ella, usa esos dotes de caballero galante que se que tienes, hipnotizala con esos ojos verdes de ensueño y listo, será toda tuya —dijo Aquiles golpeando mis hombros dándome el coraje que necesitaba para acercarme a su casillero sin vomitar en el camino.

Recuerdo que mis manos temblaban demasiado, era una locura lo mal que me sentía, la ansiedad me mareó, y por poco doy media vuelta y me voy de ahí.

—Hola —dije acercándome a su casillero.

Recuerdo que usaba un vestido de flores azul, y tenía un collar con una mariposa que todo el tiempo usaba.

—Hola —me respondió con la misma sonrisa que la veía darles a todos por igual.

—Grace, ¿cierto? —pregunté para no sonar como un completo lunático.

—Sí, y tu eres Barton.

— ¿Sabes mi nombre? —fue lo único que pude gesticular en ese momento. No era invisible para ella, sabia de mi existencia.

—Claro, somos vecinos. Tu madre suele ayudar a la mía con su mermelada.

Por supuesto, me conocía porque vivíamos en un pueblo pequeño, y era imposible no conocernos.

Debía tener el coraje de decirle lo que sentía, lo peor que podía pasar era que me dijese que no, y vivir mi vida en desgracia por la humillación de ser rechazado por la chica mas hermosa de toda la escuela. ¿Qué podía salir mal?

—Grace yo... quería saber si, ¿te gustaría ir a tomar algo al café de Lory al final del día... conmigo?

No estoy seguro si fue mi mirada de pánico y súplica lo que la convenció, pero había logrado el primer paso.

—Me encantaría. 

Recuerdo correr a decirle a Aquiles que lo había conseguido, que todo había salido bien y que tenía una cita con Grace al final del día.

—Te dije que no podría resistirse a esos bellos ojos tuyos, Williams. Ahora, el paso dos.

La cita fue mejor de lo que pensé que sería. Ella se veía tan a gusto solo estando conmigo que realmente comencé a volarme la cabeza pensando en todo lo que podríamos hacer juntos. Todos los lugares a donde podríamos ir, e incluso llegue a pensar en la idea de un futuro fuera de este lugar.

—Dime algo que te apasione —me preguntó mientras degustábamos nuestra hamburguesa con papas fritas en el café de Lory.

—La historia —solté sin siquiera pensarlo.

— ¿Qué te apasiona de la historia?

—Creo que, el conocimiento de todas las vidas pasadas. Los enigmas, las culturas, el mundo en general, y todos los secretos que esconde... ¿qué te apasiona a ti?

—La ciencia. El medio ambiente, cuidar de la madre tierra como es debido.

—Así que ¿eres una ambientalista?

—Me gusta llamarlo un ser humano consciente de su entorno, aunque si se que la palabra es mas larga, lo siento —su risa era preciosa. La forma en la que su cabello parecía caer en una cascada sobre sus hombros, era increíble solo mirarla y quedar fascinado por su apariencia.

Dos meses despues de varias citas, almuerzos compartidos y miradas traviesas en el pasillo, me atreví a hacerle la pegunta que tanto me estaba carcomiendo mis entrañas desde aquella primera cita en el café de Lory.

—Grace, ¿podemos hablar un segundo? —le pregunte una tarde en un receso mientras ella estaba hablando con sus amigas en el pasillo.

—Hola, Bart, claro. Nos vemos luego, chicas.

Sus amigas se fueron y nos dejaron solos ahí, en medio de uno de los pasillos de la escuela. Me sentía expuesto, aunque nadie nos estuviese prestando la más mínima atención, quería estar en un lugar mas privado.

Tomé su mano y entrelacé sus dedos con los míos mientras la llevaba al jardín principal.

— ¿Por qué tanto misterio? —me preguntó al mismo tiempo que cruzaba sus brazos para mantener el calor. Aun no era invierno, pero el clima comenzaba a bajar su temperatura.

—Desde hace un tiempo que quiero decirte esto... es decir, lo había pensado desde la primera vez que te vi, pero no sabia realmente lo que significaba y me asusté y luego realmente te conocí y ahora...

—Bart, estas delirando, tranquilo —dijo entre risas acercándose a mí —. Solo dime.

Tome un fuerte respiro, una bocanada de aire gigante antes de mirarla a los ojos y finalmente, decirlo.

— ¿Te gustaría ser mi novia? Oficialmente.

Ella reaccionó de manera lenta, algo sorprendida al principio, pero al mismo tiempo tranquila.

—Nada me gustaría más.

Y sin siquiera poder prepararle mentalmente, Grace se abalanzó sobre mí y me besó. No solo era mi primer beso, era también nuestro primer beso, y desde ese mismo segundo, mi cabeza solo decidió dejar de funcionar y solo fluí a su lado. 

Bart, Schlesinger ExtrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora