DOLOR Y CULPA

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Lo había logrado, había sido aceptado a varias universidades lo suficientemente lejos de casa. Estaba emocionado, tenía cuatro ofertas excelentes de lugares muy buenos con escuelas de historia espectaculares. Me había aceptado la Universidad de Florida, al igual que a mi hermano Terrence, en donde estudiaba aun en ese momento. Además, tenía ofertas de las Universidades de Denver, Delaware, y Houston.

Había aplicado prácticamente a las mismas universidades que Terrence, aunque él probó suerte en algunas más complicadas como Princeton, Dartmouth y Brown, no había tenido suerte, aunque Brown lo puso en lista de espera. Yo pensé en hacer lo mismo, pero quería tener opciones seguras y no me molestaba no ingresar a ninguna de esas escuelas, además cuando analicé todas mis ofertas, la mejor de todas era la de la Universidad de Houston.

Tenía una beca parcial bastante alta, y mis padres me ayudaron a cubrir los gastos faltantes del dormitorio. Finalmente estaba ocurriendo, saldría de Green Bay, y todo sería maravilloso, o eso pensé.

Mi relación con Grace era demasiado turbulenta, ella se la pasaba quejándose de mí no queriéndola lo suficiente, negándole cosas que ni siquiera tenían sentido, y las ultimas tres semanas antes de la graduación todo se vino en picada.

—Bart, la historia es una perdida de tiempo, no te funcionará de nada un diploma en eso, ¿para que quieres aprender de cosas que ya sucedieron? Tienes que elegir algo práctico, como agronomía, o ciencias medioambientales, igual que yo. Podemos ir juntos a la UdW sin problema.

No sabía como decirle que ni siquiera había aplicado, y que no había forma de que yo me quedara en Wisconsin.

— ¿Pretendes que haga una carrera en algo en lo que ni siquiera soy bueno?

— ¿Cómo te encargaras de la granja entonces?

— ¿Cuál granja? —no tenía idea de que estaba diciendo. 

—La que tendremos. Mira, todo está planeado, nos casaremos despues de la graduación, y tendremos una granja en las colinas como nuestros padres, además, quiero tener hijos, unos cinco. Es el plan perfecto. Además, te lo había dicho hace años, ¿no?

—Pensé que estabas bromeando...

— ¿Por qué siempre crees que estoy bromeando? Hablo en serio, Bart. Estaremos juntos por siempre, como lo habíamos prometido.

—Grace... esto es una locura. No me malinterpretes, casarnos no suena mal, pero... no ahora. Tal vez en unos años, al menos hasta terminar la universidad.

— ¿Por qué esperar si de todos modos ocurrirá?

No quería ser malo con ella, no quería gritarle, me sentía terrible cada vez que lo hacía, pero ella parecía no entender nunca.

—No quiero discutir esto ahora, me voy —dije esa tarde antes de bajar la colina en donde se encontraba su casa para llegar a la mía. Ella tampoco intentó detenerme, y una vez en casa, lloré de la frustración que sentía.

Recuerdo que Anthony me vio, pero en lugar de darme palabras de consuelo o algún tipo de ayuda solo palmeó mi hombro y me dejó solo.

Nunca le dijo a nadie sobre aquella tarde.

El ultimo día de clases, tome el valor que necesitaba y le dije que me iría a Texas.

— ¿Estás jugando? ¿Texas?

—Si, me aceptaron en la Universidad de Houston. ¿No estas feliz por mí? Su escuela de historia es excelente esta entre las mejores 100 del país.

— ¿Texas? —ella seguía repitiendo una y otra vez, parecía que no me estaba escuchando en lo absoluto.

—Si... te prometo que todo será igual, Grace. Te llamaré seguido, y vendré a visitarte tantas veces como pueda, o tu podrías ir a visitarme allá. Serán solo cuatro años, y despues podremos estar juntos, podremos empezar nuestra vida en otra parte.

Bart, Schlesinger ExtrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora