capítulo 3

924 131 73
                                    

Y hasta un lucero

Después de aquello mientras comían empezaron a charlar más amenamente y por alguna razón ambos se sintieron más cómodos en la presencia del otro. Sin embargo, William todavía se mostraba un poco receloso del otro quien no dejaba de intentar obtener información acerca de él. Las preguntas que buscaban conocer en mas detalle al bello maniquí eran simplemente una molestia, pero el rubio era muy amable y hábil para usar evasivas que terminaban por alimentar la llama de la competitividad en el detective.

-Jajaja eres realmente bueno en esto, usas las palabras más bonitas, pero al fin y al cabo no me revelas nada importante acerca de ti.

- ¿Me está culpando? Pensé que la labor de los detectives era obtener respuestas de parte de los sospechosos.

-Así es, he resuelto muchos casos, pero este es sin duda el mas entretenido, creo que lo llamare el misterio de los ojos escarlata.

-No es muy bueno con los nombres ¿verdad? - dijo amable pero burlonamente.

- ¡Hey! Tienes razón, John era quien les ponía nombres a mis casos. De hecho, él los registraba y los publicaba en libros recopilatorios. Él era...- no alcanzo a decir pues su voz se fue extinguiendo y cierto desánimo se posó sobre sus hombros.

- ¿Es un tema delicado? Si lo desea podemos hablar de otra cosa Mr. Holmes.

-Bah te lo contaré pues sé que no se lo dirás a nadie.

- ¿Cómo lo sabe? - le dijo mientras levantaba una ceja y sonreía de aquella manera que le hacía hervir la sangre a Sherlock, pero que esta vez lo dejaría pasar.

-Bueno, digamos que es intuición de detective. Soy muy bueno analizando a las personas y tú eres parecido a un maniquí, sin embargo, puedo decir que tu comprendes como me siento.

-Mr., Holmes usted no puede sacar conclusiones tan apresuradas, pero tiene razón yo no le contaré a nadie. Guardare su secreto

-Bueno esto solo lo sabe mi odioso hermano mayor, pero todo comenzó hace algunos años mientras yo todavía era un estudiante de música. Nosotros muchas veces hacíamos conciertos de beneficencias. A mi no me interesaba mucho participar, pero debido a la insistencia de Mycroft y los profesores terminaba participando de todas formas.

-Comprendo ¿Entonces? -dijo William animándolo a seguir.

-Bueno uno de esos conciertos se llevo a cabo en función de recaudar dinero para el ala infantil del hospital en que trabajaba mi buen amigo John Watson.

- ¿Se conocieron allí?

-Así es, John quedó maravillado con mi música, por lo antes de que se diera cuenta estaba justo al lado del escenario pidiéndome otra canción a pesar de que ya habíamos terminado por ese día- le dijo risueñamente y con cariño.

- ¿Cómo es este John Watson del que habla? - le preguntó con un poco de curiosidad.

-Testarudo y amable, esas dos palabras lo describen perfectamente. Pero completamente entrañable.

- ¿Y que es de su amigo hoy en día?

-Se sigue dedicando a la medicina y se encuentra felizmente casado.

-No quiero entrometerme, pero ¿lo amaba mucho?

-Por supuesto, pero él ya encontró a la persona con la que quiere pasar el resto de su vida.

-Eso es muy triste, al menos estar aquí en el pueblo le ayudará a despejar su mente- le dijo con esa voz suave que utilizaba para animar a sus estudiantes.

IrrefrenableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora