Capítulo 10

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Ikaris y Zemo tuvieron una cita, el joven podía decirlo con todo el orgullo y emoción de mundo. Helmut Zemo aceptó que aquello fue una cita e Ikaris simplemente se quedaría observándolo como si su vida dependiera de ello.

Las cosas fueron mejor, sí quizá Ikaris reconoció que Barnes habló de Helmut como un auténtico patán y quería golpearlo hasta hacerlo sangrar pero aquel consejo de ser él mismo le funcionó de maravilla. Luego del entrenamiento regresó a su dormitorio con el ánimo que había perdido en la mañana. No permitió que nadie se entrometiera con su atuendo, se puso un suéter negro, pantalones de mezclilla no tan viejos y un par de tenis que aún eran nuevos. Demoró un tanto en el espejo, pero quería verse bien para él, estaba en todo su derecho. Poco le importó tener un auto o no simplemente quería verlo, saber que tenía una esperanza. Ese encuentro debía significar algo o nada.

Con esto salió a su encuentro. En el estacionamiento Ikaris estaba completamente dispuesto a no arruinarlo, no quería arruinarlo incluso cuando su nerviosismo creciente se apoderaba de él al acercarse al muchacho de castaños cabellos.

Recargado contra un Mustang convertible, no era excéntrico, pero el auto brillaba junto a su dueño. Helmut tenía otra vez un gorrito color vino y una gabardina negra. No estaba fumando como la primera vez simplemente estaba esperando.

—Hey... —dijo Ikaris tratando de no dejarse dominar por sus nervios —. ¿Llevas mucho esperando?

Zemo le brindó una mirada escrutadora y le regaló una ligera sonrisa.

—Me gusta así —. Ikaris se ruborizó violentamente.

Helmut le aventó las llaves del auto, Ikaris las atrapó sin problema y luego miró un poco asustado al chico y al auto. ¿Él conduciría eso? No, no podía. El auto de Zemo era una pieza, una excelente pieza, lo máximo que Ikaris había conducido era una furgoneta vieja y el tractor de la granja de Ajak. Un clásico estaba completamente fuera de sus posibilidades.

—Yo no podría... —trató de excusarse —. Tu auto es demasiado genial para mí. Imagínate si falló, no, tú lo conoces mejor que yo así que... —Zemo ladeó una sonrisa divertida y se acercó a Ikaris, tranquilo y casi airoso en sus movimientos., deslizó una mano bajo la manga del suéter de Ikaris y trazó caricias suaves con su pulgar, jugando con el vello de su brazo. Ikaris se estremeció. Era demasiado.

—Sólo compláceme y conduce
—ese pequeño susurro bañó a Ikaris en excitación. Asintió una y otra vez , dejando la rigidez atrás, Zemo bajó su mano hacia la del joven y lo condujo hacia el auto.

Las cosas estaban yendo de maravilla.









Caminaron por la calles de la ciudad con el frío rozandoles la cara. Ikaris sintió la emoción a flor de piel; su mente trabajaba tan rápido y de forma ingeniosa. Los decorados de las tiendas con fantasmas y calabazas incitaban su imaginación profundamente.

—¡De verdad! —exclamó —. Ajak casi me rompió el brazo por eso, ella dijo: "Cómo se te ocurre venir vestido de un charro con bigote del tamaño de un pepino. Fomentas ese burdo estereotipo" —Ikaris se ahogaba con sus propias carcajadas sin poder evitarlo, era fluido, sincero y divertido. Su frente yacía roja de la risa y sus dientes blancos fueron una combinación agradable de ver, Zemo lo observó compartiendo su ánimo un poco más reservado —. Le dije que era el único disfraz que había en la tienda y aun así me estrelló contra la pared. Su madre salió muy asustada pensando que me mataría o algo así y la jaló de las trenzas.

Ikaris se tomó su tiempo para recuperar aire y volver a reir, su felicidad aumentaba sin saber por qué, de alguna manera disfrutaba que Zemo estuviera escuchando una historia gastada de sus recuerdos que a él seguía causándole risa. Le fue grato que Zemo se detuviera para que él recuperará un poco de aire. Su ego se removió de felicidad mientras el joven esperaba con tranquilidad.

Amigos sin Beneficios | Winterbaron | Zemo/IkarisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora