Los hombres de blanco nos tomaron varias muestras de todo tipo de fluidos al llegar. Quería encontrar una cura para el Virus Letal y nuestra reciente infección los ayudaría... O eso dijeron.
En mi cabeza me pregunté cuántas veces habían dicho esto a otros infectados.
No vi a Kara ni a mis amigas durante todo ese tiempo, pues habíamos sido llevadas a cinco habitaciones distintas para que el proceso fuera más rápido.
Ellos no querían preocuparse demasiado por cinco chicas que ya habían firmado su sentencia de muerte.
Luego de todo este procedimiento me dieron un bolso con cinco pares de ropa y artículos de aseo. Los trajes no eran de mi talla, pero ellos me dijeron que tenía que conformarme con lo que me habían dado.
Finalmente me llevaron al área de aislamiento.
Cuando un hombre de blanco me llevó hasta allí, mis amigas ya estaban en el lugar. Tenían bolsos iguales al mío, y supongo que nuestra tristeza también era similar.
De inmediato me lancé a los brazos de Kara, aunque no sabía si lo tenía permitido. Creo que sí, pues el hombre no dijo nada.
—Están en el área de las visitas ahora mismo —nos notificó un hombre de blanco. No sé si fue la primera frase que dijo desde que entré a ese lugar, pero fue la primera que escuché—. Por obvias razones quien los venga a visitar no entrará acá, sino que estará del otro lado del vidrio —señaló una pared de cristal a mi derecha que no había notado—. Tras esa puerta —agregó mientras nos indicaba la puerta de hierro a nuestras espaldas que tenía una enorme calavera en ella. Lindo detalle— encontrarán la sala común y sus dormitorios.
—¿Dormitorios? —preguntó Sam bastante extrañada.
Comúnmente no te daban dormitorios, o eso recordaba. Cuando mi madre y mi hermano enfermaron, los llevaron a una sala donde no había más que cientos de camillas de hospital, el baño era compartido y no tenían privacidad. A mi padre y a mí no se nos permitió visitarlos.
—Por supuesto —asintió el hombre de blanco. No sé si estaba sonriendo, pues su rostro estaba cubierto por una máscara enorme que evitaba su contagio, pero creo que sí—. El señor Rojas lo ha pedido. Quiere que su sobrina y sus amigas tengan el mejor trato.
—Tu tío es el mejor, Drea. —le sonrió Sam mientras la abrazaba. Realmente no sé por qué estaba tan feliz. Aquel trato privilegiado solo nos lo estaban dando porque íbamos a morir.
Andrea no dijo nada. Simplemente se limitó a alzar sus hombros y suspirar.
—Eso es todo —dijo el hombre de blanco—. Tengan una buena estadía, señoritas.
Y se retiró por la puerta por la cual habíamos entrado antes para luego sellarla con siete cerrojos y cinta aislante.
Yo reí bajo en cuanto se fue. No podía creer que nos deseara una buena estadía cuando íbamos a morir en menos de treinta días.
—¡Hora de conocer nuestro nuevo hogar! —nos animó Nia con una sonrisa un tanto fingida. La amaba, pero juro que en ese mismo momento deseé pegarle una bofetada.
Entramos lentamente, como si el demorarnos fuera a detener a la muerte.
Era un lugar algo amplio, completamente blanco, con tres sofás, tres cajas de juegos de mesa, cinco puertas que nos llevaban a las habitaciones donde dormiríamos y dos ranuras en la pared en las cuales podían leerse "Comida" y "Trastes". Bien, al menos iban a alimentarnos.
No nos quedamos allí mucho tiempo porque el salón era un lugar bonito, pero para nada acogedor. Cada una eligió su habitación y se fue a dormir. Obviamente yo iba a dormir con Kara, lo cual quiere decir que aún quedaba una habitación más.
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Virus Letal | [Supercorp Adaptación]
Fanfiction- Voy a morir -acepté con tristeza-. Ellas van a morir -continué. Y jamás había sentido peor nudo en mi garganta que aquel cuando finalmente dije: - Tú vas a morir. Esto es una adaptación. La historia original le pertenece a @AllysonDeVil. El FanArt...