Capítulo 10

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Al comienzo del día diez lo primero que hice fue cerciorarme de que Nia aún respiraba.

Lo estaba haciendo, así que dejé escapar un triste suspiro.

Ya no me alegraba saber que vivía.

Yo quería que ella dejara de sufrir.

—¿Puedes ir a buscarme algo de beber? —preguntó Nia. Ella no había dormido ni un poco, y en sus ojos enrojecidos y su rostro pálido podía notarlo—. Se me ha secado la garganta.

No pude negarme, pues ella realmente lo necesitaba.

Salí de la habitación, fui hasta la ranura de "Comida" y pedí algo de agua para mi amiga, la cual los hombres de blanco me dieron con rapidez.

Cuando volví me enternecí al verla acariciar los cabellos de Sam, Andrea y Kara, quienes seguían profundamente dormidas. Me recordó mucho a mi madre, quien hacia eso conmigo cuando tenía miedo durante las noches.

Me acerqué a ella y la ayudé a tomar el agua, pues sus manos temblorosas debido a la fiebre y sus constantes ataques de tos no le permitían hacer esta simple acción por si sola.

Aunque intenté darle de beber lentamente para que el agua no se derramara por sus pálidos labios, no lo logré. Gotas de agua mezcladas con sangre cayeron sobre la cama y su ropa, pero a ella no le importó.

—Gracias —me dijo luego de haber terminado con aquella bebida.

—No tienes que agradecerlo —fue todo lo que le contesté antes de abrazarla.

Poco a poco las demás fueron despertando.

Primero Andrea, luego Kara y finalmente Sam, a la cual casi tuve que golpear para que abriera los ojos.

—¿Podemos salir a comer? —nos preguntó Nia una vez que todas estábamos despiertas.

Intenté decirle que ella estaba débil y cualquier movimiento podría agotarla. Intenté persuadirla de comer allí.

Pero ella se negó.

Ella no quería creer que había sido una inútil en sus últimos momentos de vida.

Fuimos lentamente hasta el salón. Sam y Kara la ayudaron a caminar, pues ella no podía sola, y Andrea y yo nos dedicamos a buscar los platos con la comida y entregárselos.

Nos dieron wafles, los cuales Nia amaba, y me alegró saber que ella era feliz recibiendo algo tan simple como esto.

—Están deliciosos —dijo en cuanto Andrea llevó el primer trozo de alimento a su boca. Sus manos temblaban, así que no podía comer sola—. Les juro que si muero ahora mismo lo haré feliz.

Nos alegró saber que estaba pasando unos últimos buenos momentos.

—¿Recuerdas esa vez en la que me ayudaste a conseguir una cita con Brainy? —preguntó a Sam con los ojos cristalizados.

—Por supuesto —contestó con una melancólica sonrisa—. Tuve que salir con su amigo durante un año. Gracias por eso. Fue un asco.

—Gracias por hacerlo —murmuró— Gracias por ayudarme a encontrar el amor, Sam.

Mi amiga no dijo nada. Solo se marchó.

Creo que fue demasiado para ella.

—Andrea —susurró, ahora mirando a nuestra callada amiga—, gracias por escucharme y entenderme. Gracias por ir a mi habitación un par de noches atrás y permitirme desahogarme sin reprocharme nada... Gracias por ser tan fiel amiga, Andrea. Creo que vales más que todos los diamantes de todo el universo.

Virus Letal | [Supercorp Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora