Capítulo 3

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No conté cuantas veces hicimos el amor ese día, pero debieron de ser varias tomando en cuenta que solo salimos a almorzar y cenar y que al siguiente día estaba tan cansada y adolorida que me fue casi imposible levantarme.

Comenzaba el día tres.

—Por favor —supliqué a Kara mientras colocaba mis brazos alrededor de su cintura. Ella estaba intentando levantarse, pero mi peso sumado con su propio cansancio no se lo permitían—. Cinco minutos más.

—Eso dijimos hace cinco minutos, amor —bostezó—. Tenemos que desayunar.

—Por favor. Estoy cansada... Y todo por tu culpa —la acusé.

—¿Mi culpa? —preguntó fingiendo estar ofendida—. Fuiste tú quien quiso continuar luego de la cena.

—Sí, pero tú empezaste todo esto —me justifiqué—. Y eres tan jodidamente sexy que no pude resistirme —agregué. Habría hecho algún tipo de movimiento tentador de no haber estado tan estúpidamente cansada.

—¡Kara Danvers! —Escuchamos gritar a Nia tras la puerta mientras la golpeaba con todas sus fuerzas. Puede que luciera como una chica tierna, pero tenía una voz bastante intimidante cuando estaba enojada— ¡Más te vale sacar a tu novia de allí o iré yo misma! —amenazó— ¡Tengo hambre! —lloriqueó finalmente.

Creo que sus amenazas fueron suficiente para Kara, pues en menos de lo que pensaba ya se había levantado y estaba vistiéndose. Ella me ayudó en la tarea, y sé que se esforzó mucho, pues su especialidad era desnudarme.

¡Buenos días, Supercorp! —nos saludó Sam con una sonrisa— ¿Tuvieron una buena noche? Sé que sí, las escuché.

Me sonrojé de inmediato y miré el suelo con nerviosismo.

—¿Podrían pensar en nosotras la próxima vez? —preguntó Nia. De inmediato abrí mucho los ojos, y Kara hizo lo mismo que yo. Estábamos sorprendidas por su petición— ¡Ew! ¡No de esa forma! Lo que quise decir es que no pudimos dormir bien porque los gritos de ustedes dos se escuchaban hasta en la Antártida... ¡Y ahora llegan tarde a comer!

—Lo sentimos —murmuré suavemente.

— Lo único que sentiste anoche fue a Kara en...

—¡Basta! —exclamó mi novia— Es hora de comer, no de hablar.

Y Sam solo le hizo caso porque ella también tenía tanta hambre como Nia.

Kara fue a hablar con Andrea, quien estaba en un rincón del lugar comiendo los emparedados que nos habían dado. No creo que Andrea le haya dicho alguna palabra, pero Sam, Nia y yo la vimos sonreír.

—¿Ni una palabra? —pregunté— ¿Ya intentaron hablarle de Beyoncé o...?

—Yo lo intenté —murmuró Sam tristemente—. Ni una palabra.

—¿Conversar con ella sobre sus sentimientos o...?

—Lo intenté. Sabes que soy buena para eso —dijo Nia con melancolía—, pero ella solo escucha, Lee. Es como si el Virus Letal le hubiese cortado la lengua.

—Tal vez... Deberíamos intentar algo más.

—¿Algo cómo qué? —preguntó Sam con curiosidad.

Les conté mi plan rápidamente, y no sé si aceptaron porque era bueno o porque era el único que teníamos.

Caminamos lentamente hasta donde Kara y Andrea estaban y nos sentamos junto a ellas. No hace falta decir que yo me coloqué al lado de mi novia, pero sí que me abracé a su cintura y deposité un tierno beso en su mejilla.

Virus Letal | [Supercorp Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora