Capítulo 15

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Durante el día quince no pasaron demasiadas cosas verdaderamente importantes.

Sí, aquel fue un día más de vida para nosotras y vivir un día más siempre es importante, pero creo que solo hay un par de cosas significativas para contar además de eso.

Recuerdo que lo primero que sentí cuando mi mente comenzó a despejarse fue algún tipo de presión que se hacía cada vez más grande en mi estómago.

Me encantaba como se sentía aquello, y como estaba en ese momento entre fantasía y realidad que se tiene luego de una larga noche, pensé que solo estaba soñando.

Deseé no despertar.

Pero la sensación de algo húmedo recorriendo mi parte más sensible lentamente me hizo abrir los ojos y dejar escapar un pequeño quejido.

Lo primero que noté fue que Kara no estaba a mi lado, y lo segundo fue la forma en la cual las sábanas que habían abrigado mi cuerpo durante la noche se alzaban debajo de mí.

—¿Kara? —Recuerdo haber preguntado con voz temblorosa mientras lanzaba las sábanas a un lado.

Hacia demasiado calor como para seguir con ellas encima.

—¿Qué... qué haces? —balbuceé en cuando la vi, tal y como esperaba, con la cabeza entre mis piernas.

Ella se alejó un poco de mi mordiendo su labio sensualmente, lo cual fue suficiente como para que el calor en todo mi cuerpo aumentara.

—Te doy un regalo de bodas —me contestó con un guiño antes de volver a hacer su trabajo.

Y ya no se escucharon más palabras en nuestra habitación, sino gemidos.

Creo que lo que más amaba de este tipo de momentos junto a ella no era solo el placer que me brindaba, sino el escuchar cada poco tiempo cuando me amaba... Y no solo escucharlo, sino sentirlo.

Y sí que lo sentía...

Lo siguiente que voy a contar es que luego de vestirnos decidimos salir a desayunar, pues nuestros estómagos rugían.

Y claro, la actividad física del día anterior y de esa mañana tenían mucho que ver con eso.

Lo primero que encontramos al salir fue a Andrea y Sam haciéndose cosquillas en el suelo. Estaban riendo como locas mientras Sam soltaba varios improperios, y no pude evitar sonreír al verlas.

Se veían tan felices y llenas de vida.

No parecían estar muriendo.

—¡Basta, Andrea! —gritaba Sam mientras las manos de nuestra amiga seguían haciéndola reír— ¡Basta!

Pero Andrea no se detuvo, así que con cuidado Kara y yo nos sentamos en un sofá para verlas divertirse.

Fue entonces cuando Andrea notó nuestra presencia y se alejó de Sam con una sonrisa.

Corrió a abrazarnos y nos besó las mejillas, como agradeciendo que siguiéramos vivas.

Sam hizo lo mismo unos minutos después.

—Pensamos que estaban demasiado ocupadas teniendo sexo como para salir a desayunar —nos comentó Sam divertidamente antes de sentarse al lado de Andrea y justo frente a nosotras.

Como siempre, el sofá donde Nia había muerto seguía vacío.

—¿Qué estaban haciendo hace quince minutos? —preguntó Sam al elevar una de sus cejas— Esos no sonaban como gemidos. En realidad, era como escuchar a un par de leones rugiendo...

Virus Letal | [Supercorp Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora