三十二

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Como si el cielo previera una desgracia, las nubes negras del monzón de verano, se veían amenazantes en el horizonte. El claro entre las fronteras Uchiha-Senju, estaba silencioso, a pesar de tener a dos ejércitos imponentes, uno frente al otro.

Naruto no había soltado la empuñadura de su katana desde que vió llegar a los enemigos. Estaba nervioso, hacía dos meses que no veía a Sasuke y no quería hacerlo, no de esa manera.

El Takai Hashirama lo solicitó para que lo acompañara a parlamentar con los Uchiha. Era tradicional tener una conversación entre los jefes de los clanes, antes de llegar a las armas, pero de éstas nunca resultó una solución que diese fin a la rivalidad.

Tratando de mantener sus sentimientos fuera de su cabeza, montó su caballo y siguió al líder y a otros dos capitanes, hacia el pequeño espacio que habían preparado los Uchiha. Una carpa de forma cuadrada y sin techo, con la cresta del clan pintada en cada una de las lonas blancas.

Mientras más avanzaban, el inevitable pensamientos de que estaba aún más cerca de él, le apretaba el estómago.

Sasuke lo vió, incluso antes de llegar. Apretó los labios en una mueca severa al notar su aspecto. Naruto vestía una armadura roja, ya no era el soldado común del que se enamoró, ahora lucía como un enemigo temible. Solo se miraron un instante, después el Hikui desvió la vista y al bajar del caballo, se sitió a un costado de Hashirama.

—Pues estamos aquí nuevamente— dijo el jefe Senju, con un tono de seriedad.

—No sé porqué pides el parlamento, si nunca nos ponemos de acuerdo. Los Uchiha no permitirán que los Senju dominen La Nación del Fuego...

Las palabras de Madara escapaban a sus oídos, Sasuke solo observaba a Naruto, quien permanecía con la cabeza baja, incapaz de mirarlo a los ojos. El recuerdo de su traición volvió a emerger como lava letal, llevándose cualquier sentimiento de cariño que pudiese hacerlo flaquear en sus convicciones.

Pero aún así, el dolor permanecía...

—Veo que tienes una nueva adquisición— observó Madara, señalando al Hikui con un dedo

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—Veo que tienes una nueva adquisición— observó Madara, señalando al Hikui con un dedo. Naruto levantó la cabeza y frunció el ceño.

—Un guerrero leal— mencionó el Takai Senju.

—Creo que no tenemos la misma opinión al respecto— contrarrestó el Uchiha —Pero debo admitir que fué inteligente de tu parte, y entregado por la suya— nuevamente señaló a Naruto.

—Kitsune cumplió con su deber, para servir a los Senju, y honrar al clan Uzumaki.

—¿Kitsune?— se mofó Sasuke, llamando la atención de todos —Pues te queda el nombre. Astuto y mentiroso, justo como un zorro.

Naruto retuvo la respiración y bajó la cabeza, sintiendo que cada ofensa que el Takai le propiciaba, era merecida. Sasuke solo chasqueó la lengua y gruñó;

Amo Sumiso (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora