En un mundo donde nacen hombres y mujeres elegidos por el cielo, las personas normales sufren de la desgracia de la guerra por la ambición del dominio.
Sasuke y Naruto no se conocerán en las mejores circunstancias, pero entre ellos nacerá un sentimi...
A pesar del frío de la estación, Sasuke había permanecido con las puertas abiertas, observando como el Sol comenzaba a reflejarse en la nieve que había caído en el patio. Brillaba blanca y limpia, sin dudas un día hermoso. No pudo haber elegido mejor.
Escuchó un llamado en la puerta y al dar paso, entró Madara con su bebé en brazos. La pequeña niña de cabello negro, había heredado los ojos preciosos y vivos de su madre. Una Kaika hermosa que volvería loco a su padre en cuanto creciera.
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El jefe se sentó a su lado y Sasuke tomó a la bebé en brazos. Comenzó a jugar con su manita y le sonrió con dulzura.
—Tu familia ya está aquí— anunció Madara, pero Sasuke no interrumpió sus juegos con la pequeña.
—Tengo algo que pedirte— murmuró, y el jefe resopló una sonrisa triste.
—Imaginé que me darías ese papel.
—¿Quién mejor que tú? Fuiste como un padre para mí, y eres el mejor guerrero que conozco. No me gustaría sufrir de más a manos de Fugaku o de mi hermano— rió, y Madara lo acompañó.
—Será un honor ser tu kaishaku (asistente)— Sasuke asintió y luego devolvió la bebé a los brazos de su padre.
—Espero que el tratado de paz se mantenga.
—Lo hará— exclamó —Pondré todo mi empeño porque así sea, en tu honor y en el de Naruto— terminó la oración con voz quebrada, y luego de carraspear, se puso de pie —Te dejaré, para que hables con tus familiares— murmuró, pero antes de salir por la puerta, Sasuke lo llamó;
—Gracias...
—Mocoso— gruñó Madara y dejó la habitación antes de llorar.
Itachi entró cuando terminaba de atarse el nudo del hakama. Su hermano lo miró y luego de suspirar con los ojos cerrados, se acercó y lo abrazó.
—Nunca pensé que te vería vestido de blanco— admitió y lo sujetó de ambos hombros —Si tu amor por él es tan grande que llega hasta ese punto, respeto tu decisión... pero eso no quiere decir que aunque mueras con honor, no te vaya a llorar.
—Llora todo lo quieras, siempre has sido un sentimental— se burló Sasuke y lo volvió a abrazar.
—¿Escribiste el jisei no ku? (Poema de despedida)
Sasuke asintió y señaló un papel perfectamente doblado, que descansaba sobre una mesa baja. Itachi lo tomó en su mano y desdoblando la hoja, lo leyó;
もし彼がすでに死んでいることを知らなかったら、彼は自分の命を失ったことを後悔していたでしょう。
突風に過ぎない裸の剣に首を差し出す。
Moshi kare ga sudeni shinde iru koto o shiranakattara, kare wa jibun no inochi o ushinatta koto o kōkai shite itadeshou. Toppū ni suginai hadaka no ken ni kubi o sashidasu.
