"Betyy la fea es una mujer" Parte 6

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SEXTA PARTE:

La mayor parte de los hombres, falseando la verdad, quieren aparentar ser mejores.


Esquilo (525 a.C – 455 a.C). Dramaturgo griego.

"A veces la soledad también  se disfraza de mentira"

*************

 
Entonces, con esta idea rondando en su cabeza, se tranquiliza y continúa su trabajo de enfermero. Hasta que algo vuelve a llamar su atención.

A: Betty...

 
El silencio de su voz resuena en el carro pero no hay respuesta.

 
_Betty...

(Más silencio)
 
_(¿Qué le pasará? ¿Le habrá incomodado mi contacto? Parece dormida) Betty...

 
Ella no responde. Está completamente absorta, perdida entre nubes de pensamientos, navegando en el mar de sensaciones que le despiertan las manos de Armando sobre su piel.

Está intentando guardar, en cada poro de su ser y de su alma, ese cálido aliento, ese maravilloso toque.
 

Al no recibir respuesta, Armando acerca la mano y toca su hombro con suavidad.

 
A: Betty...
 

B: (Dándose cuenta e incorporando su cuerpo como de un sueño)
 Em...Sí, doctor...

 
A: Usted tiene una cicatriz en esta rodilla, una cicatriz importante. ¿Qué le pasó? ¿Ya se había caído antes?

 
B: (Recobrando los sentidos) Ah... sí (Se ríe con su peculiar carcajada) Un día que iba para Ecomoda. El día del plan de negocios, cuando usted me despidió, ¿se acuerda?
 

A: Ay, vea Betty... Yo ese día no estaba pensando con claridad... yo...
 

B: Sí, don Armando, ese día estaba muy nervioso, pues por todas las presiones de comenzar en su nuevo cargo.

Usted estaba necesitando un plan de negocios y yo estuve toda la noche haciéndolo. Lo terminé a las 7.30 a.m, pero tenía que bañarme y cambiarme. Por más a prisa que quise hacer las cosas, llegué tarde. En el apuro, me caí en la calle y me lastimé mucho, justo ahí.

 
A: Pero Beatriz, yo no recuerdo nada de eso. Con semejante golpe me imagino que usted estuvo cojeando todo el día y las gafas... (Un flash Back de aquel día le llega a la memoria) Ay Betty, no me diga que...
 

B: Sí, doctor. Usted pensó que yo lo estaba imitando y que mis lentes estaban chuecos. Hasta aterricé en su escritorio y me regañó, me mandó a cortar hasta las uñas.

 
A: ¿Pero qué clase de persona soy, Beatriz? ¿Ah? ¿Qué clase de monstruo es capaz de no ver que usted estaba lastimada y que no había dormido? Ni siquiera un café le ofrecí y la obligué a trabajar en esas condiciones. Soy una porquería...
 

B: No, no, no... Doctor. Jamás vuelva a pensar eso de usted. Yo lo entiendo, no es fácil estar en su lugar. Usted estaba asumiendo la presidencia, tenía muchas presiones, la propuesta era muy arriesgada y había fallas que no podía detectar. Recuerdo lo que usted me dijo ese día: "que para qué iba a tener dos secretarias si al final estaba solo. Siempre solo..."

"Entre líneas"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora