16. Algo más

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Kate.

¿Alguien puede explicarme por qué cuando quiero y necesito dormir mi propio cuerpo no me lo permite?

Esta semana ha sido una locura porque de la nada los profesores decidieron que era buena idea bombardearnos con trabajos y exámenes que definitivamente no entraban en nuestros planes; tanto así que mi guerra de bromas con Jake está pausada. Por lo demás, no ha sucedido nada fuera de lo extraordinario y estamos de vuelta en nuestra rutina.

Regresando a este momento, es la madrugada del sábado y a pesar de que me quedé dormida casi a la una de la mañana estudiando, en este momento me es casi imposible conciliar el sueño. 

Doy vueltas en la cama unos minutos pero queda claro que no voy poder seguir durmiendo así que decido salir a correr un rato. Me pongo un par de leggins, una sudadera y mis zapatillas deportivas. Tomo el celular y los audifonos; meto las llaves en mi bolsillo y salgo del apartamento. Decido darle una vuelta al campus. Asi que empiezo a correr.

Hace tiempo no corría al aire libre, y tengo que admitir que es mil veces mejor que la cinta en el gimnasio. Solo son las seis menos algo de la mañana, apenas y ha terminado de amanecer y casi no hay personas alrededor lo que me deja concentrarme en el vago sonido de mis pies contra la acera y la música en mis oídos. Cuando llevo cerca de veinte minutos veo una figura familiar sentada en una de las bancas frente a la salida trasera del edificio de ciencias. Hasta que finalmente llego a su altura me doy cuenta de porqué me es tan familiar.

—¿Ethan?—Me detengo e intento regular mi propia respiración mientras me quito los audífonos. Levanta la mirada y me sonríe.

—Hey.—Se ve cansado y unas profundas ojeras se extienden bajo sus bonitos ojos grises. La cicatriz sobre su sien se ve mucho mejor ahora. Lleva una sudadera gris gruesa, pantalones de chándal, las deportivas y el cabello desordenado.

Está como apagado, tal y como ha estado toda la semana; algo totalmente opuesto al Ethan vibrante y coqueto de siempre.

Me siento junto a él.

—¿Todo está bien? Parece que llevas aquí un rato.—Arruga la nariz.

—No podía dormir así que caminé y terminé aquí.

—Y eso fue hace...—Mira su reloj y enarca ligeramente las cejas.

—Unas dos...¿tres horas?

—¿Tres horas? ¿Estás aquí desde las tres de la mañana?

—Si.—Da un sorbo al termo que tiene en la mano. Me lo tiende—¿Café?

—No, no gracias.—Vuelve a tomar otro trago, esta vez mas largo hasta que, por lo visto, se lo acaba por completo.

Se queda en silencio un rato, así que no le digo ni le pregunto nada, sé que si quiere hablar, él solito va a hacerlo.

La luz del sol matutino ya se cuela con mas intensidad que hace un rato por entre las ramas de los árboles y escucho pájaros cantando. Levanto la vista y el cielo está despejado, por lo visto hoy va a ser un día bonito.

Finalmente Ethan suspira y me mira.

—¿Sabes? Estaba pensando.—Toma un mechón que se me escapó de la coleta y lo coloca  delicadamente tras mi oreja. Regresa la vista al frente.—Cuando recuperé la conciencia después del accidente e iba en esa camilla en la ambulancia, sabía que iba a estar bien, pero en lo único que no podía dejar de pensar es en lo que he hecho con mis vida estos últimos años.

》Si, estoy sacando adelante una carrera, tengo una familia que me ama y me apoya y unos amigos increíbles junto a mi, pero hasta ahora no he hecho nada para hacerles saber cuanto me importan. Y además he estado jodiendo la vida de muchas chicas.

The Game.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora