Prólogo

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El mundo es caótico, cada vez que una rosa florece, las malas hierbas a su alrededor le impiden prosperar, y termina marchitandose, como si aquella belleza que una vez poseyó, no hubiera valido nada.

Ojos azules, iguales a un profundo e intenso mar; vistosos rayos de sol por cabello; su tono de piel acanelada, y tres marcas en cada mejilla, simulando ser los bigotes de un gato, o tal vez los de un zorro, si, definitivamente eran más como los de un zorro. Nadie jamás se detuvo a pensar en como se sentía aquel extraordinario ser cuando obligadamente lo metieron a ese mundo del que ya no se puede salir jamás. Se oyeron miles de gritos de auxilio, pero nadie lo ayudó; hubieron miles de señales, pero nadie les prestó atención, o tan siquiera las miró.

Un grito resonó en la sala, en la cual solamente se hallaban dos personas, interrumpiendo las palabras de la mujer.

-¡Oba-chan escuchame! Yo... ya no quiero ser parte de todo esto...-dijo el de ojos azules, los mismos que solo mostraban desesperación.

-¿Qué quieres decir Naruto?-cuestionó la mujer entrecerrando los ojos.

-Yo... yo no...-trató de formular las palabras que buscaba comunicar ya desde hace mucho, sin embargo, no salió nada, todo ese valor del que se había armado anteriormente desapareció al mirar los ojos color miel de la persona que tenía enfrente, en verdad no quería decepcionarla con lo que iba a decir, así que solo apartó la mirada y dijo débilmente-nada, no es nada, solo fue un ataque de ansiedad 'ba-chan-volteó bruscamente para mirar nuevamente hacie el frente-¡es que estabas diciendo un montón de cosas y jamás terminabas! Eso... a veces me altera un poco, lo siento.

La mujer solo suspiró cansada, y llevó su mano hasta el puente de su nariz para masajearlo suavemente en busca de más paciencia-Esta bien, haré como que te creo por ahora, pero he de suponer que si este ha sido uno de esos "ataques de ansiedad o pánico", de los que hablaba el viejo en su carta, parece ser algo serio, y tal parece que esto no ha sido nada según el informe de varios ambus-el rubio bajó la cabeza-No te preocupes, te ayudaré con eso, irás al hospital todos los sábados por la noche, donde está el área psicológica, yo iré personalmente, trataremos de mejorar tu estado de a poco.

-Esta bien... si no hay nada más de que hablar, me retiro oba-chan-concluyó la conversación con su típica sonrisa.

La puerta se cerró con un sonido seco, que debido al silencio que había sonó más fuerte de lo que debería.

-Mi niño... ¿qué esta pasando contigo? Cuando te conocí hace nada te veías tan bien, jamás imaginé que guardaras algo así, y puedo apostar e incluso ganar tal vez, que no se lo has dicho a nadie-susurró para sí misma, pesar de que no había nadie más en la habitación que ella y los ambus que la protegían, quienes no compartirian con nadie lo que sea que escucharan.

La mujer de pelo rubio arenoso y ojos miel miraba con preocupación una parte de la carta que tenía entre sus manos, en busca de hallar algún rastro de su falsedad, se negaba a creer las palabra escritas por su antecesor.

"Espero que lo puedan ayudar, Tsunade, Jiraiya, el ha llegado al punto en que durante uno de sus ataques, destrozó todo el comedor de mi casa. Todavía puedo recordar su mirada llena de desesperación, mientras repetía una y otra vez: Ya no quiero formar parte de todo esto, ya no quiero... Jamás me dijo que quería decir con eso, nunca completaba lo que decía, como si le temiera a hablar justo en esos momentos. No sé que le pasa, solo sé que no deseo volver a verlo así, de ser necesario, daría incluso mi vida para ayudarlo, mi muchacho ya ha pasado por mucho debido a mis errores, no podría soportar que le pase algo más".

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Bueno, es necesario decirles que cambiaré varias cosas, así que no se sorprendan si algo no coincide con el anime y demás. Lo digo aquí porque se que muchos no leen las descripciones, así que me ahorre el ponerlo allí.

No Quiero Ser Un NinjaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora