Caminar

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Me gusta caminar.

Camino por un sendero apaisado, que parece que no tiene fin. A veces hay curvas y a veces hay caminos rectos que permiten fijarse más en el paisaje que en seguir el camino. Aunque últimamente no hay muchos de esos tramos. Hace mucho tiempo la cantidad de curvas a aumentado paulatinamente hasta ser casi el total de este camino.
Curvas, curvas y más curvas. Troncos, ríos, charcos, animales salvajes, precipicios. El camino se vuelve más peligroso y sinuoso, a la par que confuso. Pareciera que este camino no está hecho para andar, pero no tendría sentido que fuera así si el principio era idílico y paradisíaco. A cada obstáculo que encuentro me pregunto si realmente merece la pena seguir este camino, si quizás es mejor idea dar media vuelta. Me pregunto qué habrá en ese supuesto final, si es que hay final. Me pregunto si todo el esfuerzo merece la pena. Cada vez noto más la humedad de la ropa cuando caigo al agua y el dolor de mis articulaciones cuando tengo que sortear los árboles caídos sobre el camino.

Hace mucho que el paisaje ha sido censurado por la espesa vegetación, y ahora me aferro a un falso destino, en un deseo de terminar de andar por la sinuosa senda y reposar en la comodidad de un lugar tranquilo.
Solo queda seguir andando.
Qué remedio.

Eat a candy when you are going to sleepDonde viven las historias. Descúbrelo ahora