Hoy la luna me mira.
Me mira a través de la ventana, curiosa.
Sigilosa, intenta entrar en mi cuarto.
Sin éxito, irrumpe en la habitación con su luz.
A pesar de llamar la atención, pretende que nadie la ha oído.
La luna hoy está caprichosa.
Me habla de las calles francesas.
Me cuenta lo mucho que desea chocolate suizo.
Me pregunta si aquí la gente es como en Italia.
Hablamos y hablamos sobre todos los lugares a los que va.
Ayer la luna no vino.
Por primera vez no quiso entrar por la ventana.
Por primera vez no quiso ser curiosa.
Por primera vez la noche estaba en silencio.
La ausencia de ruido tronaba en la cabeza con una intensidad abrumadora.
Oscuridad. Frío. Calma.
Un escalofrío recorre mi cuerpo a la par que mil preguntas golpean con fuerza en mi conciencia.
Hoy la luna está melancólica.
Noto como su luz ya no es tan intensa como antes.
A pesar de que siempre ha brillado con ganas, hoy parece que se ha dejado la cabeza en otra parte.
Me ha hablado de todos los sitios a los que quiere ir.
Me ha hablado de la gente que ha conocido.
Me ha hablado de lo que se come en otros países.
Hoy la luna no me ha dicho que mi ventana es su lugar favorito.
Mañana la luna no vendrá.
ESTÁS LEYENDO
Eat a candy when you are going to sleep
Non-FictionPensamientos y sentimientos. Emociones varías plasmadas en texto, justo cuando los sentimientos alcanzan su punto álgido. Una combinación peligrosa pero dulce y atractiva, que atrae con su tentativo aroma. ¿Hay algo más apetecible que saborear la du...
