Cava y sigue cavando.
Nada y sigue nadando.
Ara y sigue arando.
Lucha y sigue luchando.
Sufre y sigue sufriendo.
Grita y sigue gritando.
Avanza y sigue avanzando.Me persiguen desde hace mucho tiempo, y no son las ganas de comerte, más bien es una sensación se impotencia, debe ser una sensación parecida a la de Sísifo en su eterno castigo. Así en este campo no para de arar una tierra que no va a ser cultivada. Así en este páramo cavo un hoyo que no tiene ningún tesoro. Así en este mar nado hacia una costa que no existe. Tantos recursos para un fruto tan pequeño, me miro al espejo y me frustra ver que no soy más que una manifestación física de una identidad difusa. Me dan ganas de destrozar a puñetazos ese artilugio del diablo y ver como la sangre marca el escenario. Como si un blanco lienzo se manchara por accidente de un sutil toque carmesí. Aunque realmente no sabría decir si sería un accidente o si realmente el río se siente oprimido en el mismo surco de siempre. Quizás haya que empezar a cambiar de vocabulario y no hablar solo del filo del abismo, sino de otro tipo de artimañas que permitan liberar está bomba inestable que se fabrica a presión y contrarreloj entre un montón de pensamientos difusos.
Cada vez me cuesta más ver con claridad las cosas. Cada día que pasa, cada experiencia y cada persona se convierten en nada más y nada menos que un recuerdo borroso que quema en la memoria. Voces que som murmullos. Rostros que son siluetas. Nombres que no son más que letras aleatorias. Pareciera como si la mente ya no fuera un punto de apoyo fiable, como si ahora fuera una especia de artífice corrupta que construye por interés propio, rechazando la realidad, y poco a poco los sentidos se unen a la temeraria causa. Me rodean. Solo escucho interferencias que se agitan en mi cabeza sin poder ordenarse de ninguna forma.
El viento hace demasiado ruido.
La gente en la playa grita a voces.
Las olas azotan con fuerza.
A pesar de que el ambiente aparenta ser acogedor, no es más que otro terreno hostil que acribilla sin perdón a merced del desorden que reina en este lugar.¿Me oyes? Dime si tú puedes oírme. Yo no puedo hacerlo, pero creo que aún todavía puedes.
Vete. No te quedes. Este sitio no es seguro. Mucha gente a intentado acercarse y todos han muerto a manos de la marea. No es habitable. No es pacífico. No es apto para visitas. No está hecho para que tú estés aquí. Ahora que estás en las escaleras de esta playa aparentemente pública, coge tus cosas y da media vuelta, hay otros sitios más agradables, y aquí no vas a encontrar nada más que agua con sal afilada.
Aquí todo el que se mete a nadar se ahoga, y el que no, sigue nadando.
Y nada.
Y nada y nada aún más.
Y no para de nadar, hacia una costa que, en realidad, nunca hubo.
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Eat a candy when you are going to sleep
SaggisticaPensamientos y sentimientos. Emociones varías plasmadas en texto, justo cuando los sentimientos alcanzan su punto álgido. Una combinación peligrosa pero dulce y atractiva, que atrae con su tentativo aroma. ¿Hay algo más apetecible que saborear la du...