Juguetes

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Tarde callada, lluvia discreta. Nadie en la calle presencia la función. El agua cae con ímpetu y elegancia, dando un concierto silencioso, para sí misma. En la calidez de un hogar, un niño se entretiene con un juego de mesa. Este chaval tenía pensado ir al parque, pero por culpa del temporal, se ha visto forzado a permanecer en su hogar, y para remediar sus planes frustrados, usa sus juguetes para su disfrute. La lluvia presencia a través de la ventana.

Tarde callada, lluvia furiosa. El tiempo pasa y la lluvia no calla. Con envidia y celos el aguacero se desliza hasta el suelo, intentando llamar la atención. Esta vez, la curiosidad de un nuevo joven empieza a buscar nuevas formas de satisfacer su hambre. El famélico impulso hace que su víctima rebusque entre sus pertenencias para experimentar con sus características. Esta vez, su conejillo de Indias sería un circuito de coches de tracción eléctrica. El pequeño científico se dedicó a comprobar cuánto daban de sí los vehículos en miniatura. En una de estas, se rompe uno, causando el llanto del chaval. Cansada, su madre va a consolarlo, molesta porque sabía que eso pasaría.

Noche culpable, lluvia siniestra. Los chubascos amenazan con no abandonar el entorno celeste. Su espesura evitan que se pueda divisar en firmamento. Aburrido, un chaval llama a sus padres. Pretende que jueguen con él, sabiendo que ellos harían lo que sea por su niño preferido. Los progenitores acuden a la llamada del pequeño, intentando complacerle de la mejor manera posible. El niño, con arrogancia, se sienta satisfecho en el sofá y empieza a preparar el tablero de juego. Van a jugar a su preferido.

La lluvia calla,es testigo y observa. Nadie sabe lo que piensa.
Los niños juegan, para ocupar sus necesidades.
Y yo, solo soy un juguete.

Eat a candy when you are going to sleepDonde viven las historias. Descúbrelo ahora