Conozco a los padres de mi falso esposo

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—Ah se ven tan lindos juntos, ¡me recuerdas a James Deans!...Y tú, bueno tú no te pareces a nadie que conociera, nadie es tan raro para tener ese color de cabello.—Exclamó risueña la mujer fantasma.

¿Es enserio?

—Si, claro...Creo, ¿Ya nos puede devolver el anillo? —Pidió con fastidio Nathaniel, la mujer muerta inflo los mofletes y negó con la cabeza.

—¡Quiero saber cómo se conocieron!  ¿Por qué habiendo tantas mujeres hermosas y normales, la escogiste a ella con su cabello estrafalario? —Preguntó la mujer. No pude evitar ofenderme, mi cabello no se ve tan mal, además no es como si fuera por elección propia. 

Nathaniel se qudó en blanco ante la pregunta, dandome una leve mirada pareciendo sopesar la pregunta de la mujer. 

—Está bien, contémosle nuestra historia.—Hable antes de que el otro me hiciera quedar mal ante la fantasma y arruinara nuestra mentira.

—Nos conocimos, nos enamoramos, fuimos novios, nos casamos, estamos casados y nos divorciaremos pronto, ¡Listo, el anillo! —Contó Nathaniel muy rapido, tanto la fantasma como yo lo vimos sin entender muy bien.

—¿Por qué? —Preguntó la mujer.

—¡Por que sí!

—¿Por qué si, por qué?

—¡Por qué me da la maldita gana! —Gritó Nathaniel, el fantasma se sobrecogió, Mire para darme cuenta que los ojos de Nathaniel se habían vuelto de fuego verde.

—Bye.—Se despidió el fantasma antes de desaparecer dejando caer el anillo, tome le anillo y se lo di a Elena para que lo guardara en uno de los bolsillo de la chaqueta de Brett.

—Larguémonos de aquí.—Exigió Nathaniel saliendo rápido del salón, salimos para verlo hecho piedra, frente a él, habían tres personas, el primero era un hombre en los treinta o cuarenta años con el cabello negro pulcro, ojos azules muy parecidos a unos que he visto antes, como el hielo, tenía un rostro perfecto pero agrio, su piel era blanca como el papel viejo, vestía un traje negro, con corbata azul, zapatos lustrosos negros y poseía un bastón negro con el mando de plata con la cara de una cobra con la boca abierta.

 La persona a su Izquierda era una mujer treintañera de cabello de fuego rojo, anaranjado y amarillo brillaban en su peculiar cabello, tenía los ojos negros y se denotaban tristeza,  también es muy pálida, pero de una manera más sana. Iba vestida con un vestido negro hasta el piso, un aire similar al de la fantasma la rodeaba.

 La última persona era una chica de unos veintitantos años con el cabello similar a la de la otra mujer, pero el rostro más cercano al hombre, su rostro luce enojado.

—Padre, Madre, Hermana.—Reconoció Nathaniel a esas personas.

—Nathan.—La mujer mayor corrió hacia nuestro compañero y lo abrazó, sujetandolo muy fuerte. 

—Deborah, ¡suéltalo en este instante! —Exigió el hombre con voz dura, Deborah lo soltó dandole un rápido beso en la mejilla y volvió a su lugar.

—¡Ustedes salgan! —Exclamó el hombre señalándonos, enseguida los demás se fueron, pero me quede, por curiosidad.

—¿Y tu que? —Inquirió aquel demonio viéndome mal.

—¿Yo que de qué? —Pregunte

—¡Vete! —Gritó

—No se me antoja, esto es Estado unidos, un país libre, más no el infierno.—Indique cruzándome de brazos, sin intención de moverme.

Siete Demonios [Saga Siete # 1][EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora