Siete Demonios [Saga Siete # 1][EN EDICIÓN]

Pax Electi

CAPÍTULO 4

A los diecisiete pude sentir que algo no estaba bien, pero no le pude dar muchos pensamientos a esa sensación porque Amara me envió un internado al otro lado del país para supuestamente tener un año diferente. No me queje porque Amara estaba pasando momentos difíciles y tal vez quería estar un tiempo a solas, mi pobre hermana siempre ha sido la que me ha cuidado, being más madre para mí que mi verdadera mamá, tal vez es hora de que obtienes un descanso de mí, aunque sea por un año.

El internado se encuentra en medio de un campo, es llevado por monjas y es totalmente gratis, funciona con donaciones de iglesias o personas acaudaladas. De esa manera mi hermana podría descansar de tantos gastos, en este lugar me dan comida las tres veces al día y están pendientes a mí, aunque es un lugar de lo más de desagradable. Los cuartos son fríos, en las paredes suele haber musgo y las monjas son bastante irritantes, no es el mejor lugar para mantener una escuela pero a nadie parecía importarle eso.

En mis primeros días dentro de ese lugar conocí a esta chica.

—Alyda River Di Lou - Se presentó la amable chica frente a mí. Tiene el cabello rubio hasta los hombros recortado de forma dispareja, con los ojos de color avellana, su rostro está plagado de pecas, especialmente sobre su nariz y mejillas, es de baja estatura y tiene un pierce sobre su ceja izquierda.

—Eileen Crossbow. - Sonreí agradecida de que me hablara. Es la primera persona que me habla desde mi llegada al internado del horror. Los demás no parecen gustar de mi cabello morado, lo cual entiendo porque muchos en el internado vienen con enseñanzas muy estrictas de casa y observan mi cabello con expresión espantada.

—Me gusta tu cabello. - Expreso la más baja tomando un mechón de mi cabello purpura entre sus dedos, pude notar que no lo dice de manera sarcástica. —Es algo nuevo y diferente.

—Es por una tradición familiar. — Explique. Ella me miro interesada.

— ¿En serio? Vaya, eso es más diferente de lo que esperaba. — Comento la chica con gracia. — ¿Quieres ir por un refresco? Conozco este lugar en el jardín que es genial para pasar el rato.

Acepte feliz de poder congeniar con alguien. El año escolar augura ir bien teniendo una amiga conmigo, no las tenía por mi cabello o porque faltaba demasiado a la escuela por las obligaciones como cazadora.

— ¡Eileen! —Saludo Alyda asomada en la puerta de mi dormitorio. El suyo no queda muy lejos del mío así que se ha vuelto normal que suela pasar a saludar o para quedarse en mi cuarto a hablar o jugar alguno de los juegos de mesa tontos que prestan en la biblioteca.

—Hola Alyda, ¿Cómo vas? —Salude sin levantar la cabeza del libro que actualmente estaba leyendo, lo había sacado hace poco de la biblioteca, es sobre ángeles y la historia de la biblia, para nada mi tema preferido de lectura pero nunca está mal comparar textos.

—Hey, ¿quieres ver algo fuera de este mundo? —Propuso la otra saltando sobre mi cama. Por el salto, se me cayo mi libro el cual cerré sobre la cama y le preste atención en totalidad a mi amiga.