Pijamada en un callejón

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Al parecer la amabilidad de Nathaniel seguía vigente por que le tuvo que dar su chaqueta a Alyda después de decir que ella en realidad no tenía nada de ropa. Y es que hacía mucho viento, podriamos haber muerto congelados. 

—Deberíamos irnos ya.—Hable con frio. 

—Pero no quiero tener que reparar la casa.—Se quejó Alyda toda abrazada en la chaqueta. Y la verdad nadie querría arreglar la casa, quedó tan mal que ni con magia podrían terminar pronto. 

—Menos.—Estuvó de acuerdo Nathaniel. 

—Entonces deberíamos ir a otro lado.—Sugerí, tenía frió, hambre y sueño.

—Está bien.—Murmuró Nathaniel, él extendió el brazo pasándolo por mis hombros y tocando el hombro de Alyda.

Odio la tele transportación de los demonios, siempre se escuchan murmullos, gritos, aullidos y otras cosas más que no quiero mencionar, además del frio, las náuseas y el dolor raro que se siente en todo el cuerpo en esos instantes. 

—¿Dónde estamos? —Preguntó Alyda, estábamos en una calle llena de edificios oscuros.

—New york.—Respondió Nathaniel jalándonos para que camináramos.

—¿Qué liendres hacemos en new york? —Pidió Alyda, a mí en lo general me fuera importado un rábano estar en New york o no pero en estos momentos quería volver a Lawrence, Kansas y reparar la casa de los sentimientos para después darme un largo baño y dormir.

—No sé, fue el primer lugar que se vino a la mente.—Le restó importancia, llegamos a un callejón con basura y un indigente.

Nathaniel caminó hasta la pared, puso su mano en la pared y esta resplandeció de un color verde fosforescente, una puerta oscura con un pomo de plata apareció, Nathaniel abrió la puerta y nos miró, Alyda no dudo, entro corriendo, yo por otro lado mire hacia la puerta y no me dispuse a entrar no se veía absolutamente nada ahí dentro, Nathaniel me tomo del brazo y me obligo a entrar, el entro cerrando la puerta tras él.

La casa era absolutamente hermosa, era en colores oscuros predominado el vino tinto, el morado oscuro, el borgoña y el negro.

Alyda estaba en el centro.

—¿Qué es este lugar? —Preguntó Alyda.

—Una casa de mi propiedad absolutamente secreta.—Respondió Nathaniel—Espero que sepan a qué me refiero con absolutamente secreta, si le dicen a alguien de esta casa, les cortare la cabeza.

—Eres un amor.—Murmuró Alyda con sarcasmo, Nathaniel sonrió de lado.

—Lo sé.—Respondió el juntado las manos y subiendo las escaleras principales.

—¿Dónde dormiremos? —Pregunte siguiendo a Nathaniel, el abrió la habitación que quedaba de frente a las escalera el entro y volteo a mirarme.

—Hay suficiente piso en la casa.—Sonrió y me cerró la puerta en la cara.

Me cruce de brazos.

—Eileen creo que vi algo moverse por la pared.—Se quejó Alyda al rato que teníamos en el salón.

Y era verdad también había visto algo moverse, muchas veces.

—Vamos a buscar a Nathaniel.—Insistió Alyda, me levante del sofá, subimos al cuarto de Nathaniel, pateamos y golpeamos la puerta, hasta que abrió.

—¡¿Qué?! —Vociferó al vernos, Alyda no perdió el tiempo y se adentró en la habitación

—Venimos a hacer una pijamada.—Anuncie entrando y tirándome en el cama descompuesta.

—Salgan.—Mandó Nathaniel enojado, Alyda se había metido en la cama cubriéndose con la manta, me acomode a su lado y palmee el lugar que quedaba para que Nathaniel se acostara.

—No, ahora acómodate que tengo sueño.—Mande, Nathaniel me sostuvo la mirada, su mirada daba escalofríos pero no desistí

Además Alyda ya se había quedado dormida, pobrecita, ha de estar muy cansada.

Nathaniel al final acepto pero coloco una pared de almohadas entre él y yo

—Ni que te fuera a hacer algo.—Dije "ofendida", Nathaniel me ignoró, no le di importancia y me dispuse a dormir.

***

¿Saben qué?, dormí como nunca, fui la primera en despertar para ver el desorden.

Alyda en el piso revuelta con todas las mantas, Nathaniel en una esquina del cuarto con una almohada, al parecer también se cayó, mientras estaba en medio de la cama, muy cómoda.

Me levante de la cama, corriendo hacia el baño sin hacer ruido, cerré la puerta con seguro dispuesta a darme un baño, al terminar me vestí con rapidez y salí, Alyda estaba despierta, desemperezándose mientras recogía su cabello.

—Buenos días.—Salude.

—Buenos...Creo, me duele la espalda.—Se quejó Alyda.

—Deberías ir a darte un baño antes de que Nathaniel despierte.—Le recomendé, ella asintió y con pasos pesados se dirigió al baño.

Nathaniel se removió.

Alyda salió al momento, ella salió del cuarto, la seguí.

—¿Y ahora? —Preguntó tirándose en uno de los sofás

—Esperemos que despierte Nathaniel, para regresar, además de que mañana tenemos que salir a buscar a la tipa desaparecida.—Le recordé, ella asintió con molestia, Seguimos hablando de lo desagradable que era ser Delecti y Guide.

Nathaniel bajo a los quince minutos vistiendo un atuendo completamente diferente al que tenía ayer.

—Hay que regresar.—Dije al verlo, el rodo los ojos y susurro algo que no alcance a oír, antes de verme envuelta en humo, ¿Ya dije que odio la manera de tele transportación de los demonios?, uff.

Al momento en el que el humo se fue, estaba frente a una casa blanca inmensa, muy bien decorada, además de estar completa.

—Al parecer ya la arreglaron.—Comentó Alyda, toque el timbre, la puerta fue abierta por Mysti.

—Uhhh.—Murmure, Mysti sonrió al vernos, bueno, al menos no está enojada.

—Pasen.—Los tres entramos, para ir a la estancia y no ver una lindas caras de recibimiento, estaban enojados.

Elena que era la única que sonrió al vernos, corrió hacia nosotros abrazándonos a cada uno.

—¿Dónde estaban? —Preguntó Brett cruzándose de brazos.

—En New York.—Sincero Alyda, la mire mal y Nathaniel igual.

—¡¿Qué hacían New york?! —Vociferó Alexander.

—Estábamos por la semana de la moda.—Mentí, Alexander me miro exasperado.

—Bueno ya no importa, Lo importante es que están aquí...Ahora saldrán a buscar a Genevieve, sé que saldrían mañana pero será mejor que salgan ahora mismo.—Informó Mysti, Abrí la boca para rechistar pero por la mirada de Mysti sería mejor que no.

—Está bien.—Murmure.

—Ah y una cosa más Anthony y Alexander irán con ustedes, ya les deje todo lo necesario, suerte.—Informó Mysti antes de irse arrastrando a Freya por el brazo la cual iba con una sonrisa de "No me arrepiento de nada".

—Bueno, ¿En que nos vamos? —Pregunte pareciendo emocionada.

—Un avión privado en el aeropuerto esta esperándonos.—Respondió Brett, todos estaban vestidos con ropa ligera.

—¿Y a donde nos llevara? —Pregunte.

—A Brasil.—Respondió Anthony, asentí, subí para cambiarme, me quite las lentillas para ponerme las gafas y baje al saber que ya tenía mi equipaje esperando abajo.

—¡Nos fuimo! —Anuncie al bajar.




Siete Demonios [Saga Siete # 1][EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora