Capítulo 2

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¿Acaso no hablaría? 

______ estaba muy confundida, demasiado a decir verdad. Sabía que el reino era seguro, pero estaba consciente de que la maldad también habitaba en este, lo sabía porque su padre siempre que podía se lo recordaba. Al ver a la joven, supo de inmediato que su vida no corría peligro, aún así, todo su extraño ser pareció cautivar a la joven Témpano. Sus miradas en ningún momento se separaron, por más que la Princesa quiso hacerlo, no pudo desprender su mirada de tan bellos ojos verdes. La piel rosácea de la criatura llamaba mucho su atención, porque nunca antes había vislumbrado algo tan maravilloso como aquello que estaban apreciando sus ojos. Lo raro era tratar de buscar en lo profundo de sus recuerdos a la joven, pero por más que intentaba, no parecía encontrar nada dentro de estos. 

Unas líneas finas de color dorado, adornaban la piel pálida de sus hombros. Eran tan ligeras y tan brillantes, que verlas era incluso más emocionante que ver toda la belleza de la extraña criatura. Su largo vestido verde, tenía ciento flores de colores, y ni qué decir de la bella tiara de rosas blancas que reposaba sobre su pequeña cabeza. _____ había quedado tan fascinada con lo que veía, que por poco olvidó a lo que había ido. 


-¿Qué eres tú?- volvió a preguntar, pero una vez más, no obtuvo respuesta.

Observó con mayor detenimiento y fue entonces que pensó que tal vez de un hada se trataba, pero ¿Es que acaso las hadas crecían? Porque si era así, era el hada más grande que había visto hasta entonces. Sabía a la perfección que ella no podía ser un alma del bosque primaveral, y también sabía que no podría tratarse de algún elfo, ya que sus ojos no tenían ese hipnótico color negro. No era una ninfa, tampoco era un enano y mucho menos una sirena. No sabía qué era aquella criatura, no hasta que pareció recordar los dibujos que había visto años atrás en una piedra. No estaba segura de lo que diría, o más bien preguntaría, pero era la única opción que tenía en mente según los rasgos de la muchacha.- ¿Eres una Sílfide¹?- preguntó, pero enseguida volvió a cuestionarse. Si ella era una Sílfide, ¿Por qué seguía viéndola diferente a las demás? Las criaturas de esa clase solían tener alas, ¿Por qué ella no tenía también un par? 

La joven no parecía temer de la Princesa, es por eso que al verla tan intrigada sobre su ser, rió y simplemente le dió la espalda. Aquella acción hizo que _____ se enfadara demasiado, ya que nunca antes alguien la había tratado de ese modo.

-Detente.- ordenó, pero la criatura de cabellos rojos simplemente decidió ignorarla.- ¡Oiga! ¡No me deje con la palabra en la boca!- refutó. Lym llegó con algo de esfuerzo a su costado y con mucho cuidado dejó la capa de la Princesa sobre su hombro. 

-Majestad, ¿Qué está…- no terminó de formular su pregunta, ya que ______ había emprendido rumbo por el camino por el que había desaparecido la joven.- Majestad.- susurró, pero ella decidió ignorar su llamado. De repente el viento sopló con fuerza y la nieve se alzó frente a ella, justo cuando su mirada había encontrado un largo camino de flores amarillas. 

-Hasta aquí.- habló alguien. No supo a quién pertenecía esa voz, pero supuso que se debía a las criaturas del bosque. Dió un paso más hacia el frente, pero la nieve le impidió ver absolutamente todo lo que tenía a su alrededor. 

-Los Témpano no tienen permitido merodear por aquí.- habló otra voz, aún más chillona que la anterior. Tal vez eran hadas, o tal vez eran los árboles, pero ella no lo sabía y eso la confundía más.

-¡No son bienvenidos aquí!- chilló de repente una pequeña vocecilla. Aún estando confundida, acomodó su capa alrededor de su cuello y levantó su mentón, tal cual lo hacía su madre.

-¿Por qué habría de negarme el acceso?- cuestionó firme.- Soy la princesa del Invierno, primogénita de los Témpano, ¿Por qué razón se osan a tratarme de esta manera?- la nieve aumentó a su alrededor y como si aquello respondiera a su pregunta, retrocedió, pero no porque tuviese miedo. No lo entendía, no entendía por qué su misma naturaleza la estaba lastimando de esa manera. La piel le quemaba y podía sentir cómo las pequeñas partículas de hielo cortaban su piel. 

Gardenia (Rosé y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora