Capítulo 3

505 60 29
                                    


-¿No es algo extraño?- preguntó al ver cómo las hojas naranjas de los árboles cambiaban de color al tocar el hierbajo del suelo.

Era la tercera vez que pisaba las tierras de Otoño, y aún lucía impresionada con cada cosa que veía a su alrededor. Había sido un tanto difícil pasar desapercibida por el camino de hojas naranjas que llevaba a las grandes tierras de Otoño, aún así lo había logrado. Gracias a su estricta y severa madre, es que guardó entre su colección de vestidos, dos largos y pesados vestidos en color morado. Sabía que no eran los colores exactos del reino de Otoño, pero nada perdía intentado, después de todo, no podía llegar al lugar con un vestido que delatara a su propia estación. Todo a su alrededor estaba en completo silencio, debido a que todas las criaturas ya descansaban en sus respectivos hogares. Era muy tarde como para estar merodeando sin la compañía de alguien, pero poco le importaba. _____ no tenía miedo, al menos no de las criaturas de su reino. A lo que temía, era algo mucho más grande, algo que la acompañaba día y noche, ese algo era ella misma. Sabía que poco a poco debía dejar de temer, pero aún se le hacía imposible hacerlo. 

-Así es su naturaleza.- susurró Lym. El ambiente era cálido, por lo que tuvo que despojarse de su abrigo al sentir cierto bochorno en todo su cuerpo. Su cabello estaba sujeto detrás de su cabeza, y sobre esta reposaba una frágil diadema de cristal. Nunca había dejado de verse hermosa y aquella noche no iba a ser la excepción.

-Lo sé, es solo que aún se me hace difícil de creer.- con lentitud se inclinó y del suelo tomó dos hojas rojas. Témpano había descubierto algo que días atrás parecía aterrarla, o bueno, algo que desde siempre la aterraba. Si bien era cierto, siempre temía tocar todo, ya que todo padecía con su tacto, pero descubrió que no debía pensar en ello, de lo contrario, así sería. Fue entonces que supo que no debía temer de su propia naturaleza, es por eso que desde ese entonces nada padecía y eso de cierta manera le daba tranquilidad a su todo su ser. Aún no terminaba de encajar bien esa idea en su cabeza, pero así lo había visto y así habían ocurrido las cosas, por lo tanto así lo creía. Si no temía, nada malo sucedía. 

-Me hace muy feliz saber que ya no está triste al tocar las cosas.- _____ observó a su fiel amigo y sonrió alegre al saber que así era. Lo cierto es que ella estaba más que emocionada y su niña interior brincaba en un solo pie, al saber lo que su cuerpo había logrado controlar.

-Mira nada más, parece que te encuentro a donde voy.- la sonrisa de la Princesa se desvaneció de su rostro al escuchar aquella voz, y en su lugar se formó un ceño fruncido y labios totalmente rectos, formando así una línea. Una vez más se había encontrado con Primavera, la joven pelirroja que hasta el momento, resultaba ser la criatura más hermosa que habían logrado ver sus ojos claros.

-No creo que de casualidad se trate y mucho menos de destino.- musitó.- ¿Acaso usted me está siguiendo, Majestad?- la joven pelirroja rió divertida y negó al escucharla. 

-¿Por qué tendría que seguirla? No soy ningún guardián, ni tampoco algún sirviente de su castillo. Usted tampoco me parece tan ¿Importante? Como para perseguirla por todos lados.- Lym silvo al oír la altanería de la Princesa Primavera, ya que no demostraba cierto respeto hacia Témpano. Primavera había dicho que su Princesa no era importante y eso no lo mantenía feliz. La joven avecilla quiso refutar, pero guardó compostura al saber que de otra Princesa se trataba. 

-No busco ser importante para ti, pero para tu buena suerte lo soy, aunque te cueste admitirlo.- Témpano guardó las hojas en el bolsillo de su abrigo y observó de arriba a abajo a la pelirroja.- No diré que esta plática ha sido buena, pero ha sido buena ya que has hablado conmigo. Llámame como quieras, de todas formas, no suelo ser la misma con todos. A como me tratas, yo te trato, pero descuida, contigo trataré de mantener la compostura y seré amable, a pesar de que seas así.- sin esperar respuesta alguna, Témpano regresó por el camino por el cual había llegado, esperando que su retorno a su hogar sea aún más rápido que su llegada a aquella estación. 

Gardenia (Rosé y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora