_______ no sabía que sentir en ese preciso momento. Por más que intentaba no pensar en lo arriesgada que había sido su misión y todo lo que tuvo que hacer para encontrar tal corazón, no lo lograba. Estaba decepcionada, triste, y sobre todo, su corazón comenzaba a llenarse de mucha rabia. Respiró lo más profundo que pudo, llevando un conteo mental para poder calmar sus grandes ganas por querer destruir cualquier cosa que encontrara en su camino. ¿Cómo era posible que dicha joya, no haya estado oculta junto al Oráculo? El camino era muy peligroso y ninguna otra criatura hubiese podido llegar gracias a la fuerte tormenta. Eso es lo que más intriga le causaba, ya que solo sus padres podrían atravesar la tormenta sin sufrir daños de por medio. Su padre le había mencionado dicho elemento de su familia, por ende, la única persona que se habría tomado el tiempo de hurtarla de su sitio, habría sido su madre, de eso no tenía dudas. Lym aún sin comprender la oscura vibra que rodeaba a la Princesa, aclaró su garganta y se acercó a una altura considerable para así frente a ella, mostrarle todo su respeto y gratitud.-Estoy para lo que necesite, Majestad.- Témpano llevó sus manos alrededor y respiró, cerrando sus ojos en el proceso. Su cuerpo tembló y antes de dejarse llevar por sus impulsos de querer gritar, mordió con fuerza el interior de su mejillas y dejó que dos gruesas lágrimas resbalaran por sus frías mejillas.- Majestad.- llamó Lym al verla tan afectada. _______ sorbió su nariz y con mano derecha limpió su mejilla. Abrió sus ojos y observó a Lym completamente destrozada. Su pecho se comprimió al sentir una gran punzada en su corazón y sus labios temblaron al querer dejar salir sus sollozos. Ninguna lágrima dejó caer, solo se quedó ahí de pie, dejando que su dolor la absorbiera por dentro. Con manos temblorosas, llevó su mano izquierda a la cadena que siempre llevaba puesta en su cuello, acarició el pequeño dije que tenía esta y con gran pesar, tiró de esta con fuerza. Con su mano hecha puño, le tendió dicha joya al ave, y Lym al no saber qué hacer, solo dejó que su Princesa posara esta sobre su cuello.
-La cadena que cuelga ahora en tu cuello, fue un regalo que me hicieron las hadas cuando nací.- contó.- Un deseo has de pedirle y ese deseo ha de conceder. No desees vida eterna, porque no la obtendrás. No desees escapar, porque tampoco podrás. Si te la doy ahora, es porque ese deseo nunca ha sido gastado. Nunca deseé nada más que ser libre, pero nunca me atreví a pedírselo al collar.- susurró con una pequeña sonrisa, recordando por breves momentos a la pequeña que día a día había deseado poder escapar de esas cuatro paredes que la rodeaban.- Lym, quiero que me escuches con atención.
El vestíbulo principal del castillo Primaveral estaba completamente solo, no había ningún sirviente y mucho menos algún centauro vigilando la gran entrada del Castillo. Todo estaba saliendo de maravilla, ya que hasta el momento nadie las había atrapado. Estaba segura que de suerte se trataba, y la joven pelirroja estaba muy agradecida con las Diosas por la suerte que estas le estaban brindando. Primavera observó la gran escalinata frente a ella y se sintió muy frustrada al saber que Jennie tomaría su tiempo al subir por cada peldaño de esta. Debía ser paciente, porque solo así podría llevar a cabo su parte del plan. Roseanne sabía que tal mentira luego enfadaría a la pelinegra, pero no le quedaba otra opción más que ser cruel y seguir adelante.
-Me duelen mucho los pies.- se quejó Jennie al ya no poder soportarlo.- Te juro que esta última semana ha sido más complicada que las anteriores.- suspiró rendida y se aproximó con prisa a la escalinata.- Ven, ayúdame.- pidió amablemente. Roseanne la observó con lentitud al acercarse y comenzó a arrepentirse por lo que haría. Con mucho cuidado ambas subieron peldaño tras peldaño, mientras que Jennie le contaba a la pelirroja cuanto odiaba el tener que subir las escaleras. Jennie no estaba teniendo un buen embarazo, es por ello también que decidió ocultarse y por más que sus pies parecían querer salir a correr por todas las estaciones, ella se quedaba sobre su cama y solo suspiraba entristecida por no poder disfrutar de todo lo bello que existía fuera de su Castillo. El alumbramiento de Verano estaba próximo, y ella parecía estar muy emocionada porque por fin podría conocer a la pequeña criatura que llevaba en su vientre. Días atrás la joven pelinegra de piel tostada, había discutido con su madre, debido a que ella quería salir a caminar, ya que sentía que al hacerlo su gran vientre se relajaba, pero su madre le había negado tal permiso, diciéndole que solo podía caminar dentro del Castillo.
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Gardenia (Rosé y tú)
FanfictionLa realidad no es muy distinta a la que solemos contar. Un mítico cuento de hadas siempre deja mucho más que una hermosa moraleja, hace que la mente de todo aquel que lo lea viaje de inmediato y recree grandes y hermosos escenarios. Antes de decir q...