Capítulo 7

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-¡Roseanne!- gritó alarmada al escucharla. Corrió con mucha más prisa, sin importarle absolutamente nada de lo que sucedía a su alrededor. Estaban en peligro, lo sabía, todo su cuerpo se lo decía.- ¡Roseanne!- volvió a llamar y esta vez, no escuchó absolutamente nada. Bastó sólo con dar un paso hacia adelante, cuando sintió erizarse absolutamente todos los cabellos de su nuca, tragó grueso y a pesar de que la Princesa sí estaba asustada, buscó mantenerse serena. 

-¡______!- gritó adolorida la joven pelirroja, llamando a su amada con desespero. Témpano no podía moverse de su lugar, era tanto el miedo que sentía, que incluso comenzó a creer que esa extraña vibra que existía en ese lugar, estaba posada justo a sus espaldas. La intranquilidad la invadió por completo y no halló manera alguna de despegar sus pies de la tierra, ya que estos parecían haber decidido enterrarse en esta, tal cual las raíces de un árbol. No podía moverse y por más que intentaba, poco conseguía hacer. 

-¡Roseanne!- llamó para que Primavera pudiese escucharla.- ¡¿Estás bien?!- Una oscura y tenebrosa risa se escuchó en el bosque y por más que intentó ser fuerte y valiente ante la nueva situación que se le presentaba, se le hizo muy difícil. Sus manos estaban empapadas de sudor, al igual que todo su cuerpo. No hacía calor en aquel lugar, pero para Témpano estaba resultando ser sofocante la manera en la que su cuerpo estaba reaccionando ante tal clima. Sus piernas comenzaron a temblar y su respiración se volvió agitada al ir oyendo más de cerca esa tenebrosa risa. 

-¡Estoy bien!- gimoteó.- ¡En realidad no! ¡Pero descuida, no me duele mucho!

-¡¿Te lastimaste?!- preguntó alterada, aún sin poder moverse.

-¡Sí!- sollozó.- ¡Tengo miedo!- aquellas palabras fueron suficientes para hacer reaccionar al cuerpo de Témpano, por lo que se armó de valor y corrió una vez más por un largo camino que ni siquiera conocía.

Su vestimenta no la estaba ayudando, debido a que la tela de su vestido se enganchaba en las ramas secas del sucio suelo, el cual había dejado de ser una hermosa vegetación verde. Todo a su alrededor estaba oscureciendo, por lo tanto deducía que no faltaba mucho para el anochecer. Apresuró su pasó, pero una gran criatura con alas gigantescas la detuvo. No estaba cerca a esta, pero de tan solo verla a lo lejos, hizo que más miedo llegara a su tranquilo ser. 

-Por favor, esto debe ser una broma.- musitó.

Por la poca luminosidad de la zona, podía notar que este era no tenía ningún parecido con los grifos, o pegasos que había visto en sus tierras. La criatura era mucho más grande. 

-¡Cariño, sí necesito ayuda!- giró su rostro al oír la voz de Roseanne y justo cuando estaba por avanzar por aquella dirección en la que esta venía, todo a su alrededor tembló y para su muy mala suerte, volvió a escuchar aquella risa maquiavélica.

-La maldad una vez más se ha reunido, para ser de este un magnífico día.- ______ observó todo a su alrededor y no logró descubrir de dónde era que provenía aquella extraña voz, podía sentir la mala vibra que esta traía, pero no podía ver quién era la dueña de esta.- Como anfitrionas de tan esplendoroso día, tenemos nada más y nada menos que a Invierno y Primavera, hijas de Krystal y Alba, las dos primorosas Reinas de Gardenia.- rió divertida al mencionar lo último y como si eso fuese poco, hizo que una fría brisa llegara al lugar y junto a ella, una tenebrosa criatura de humo negro. Unos ojos frío color violeta observaron los suyos y como si de magia se tratase, se vió sometida ante tal mirada.- Esto será muy divertido.- mencionó entre risas.- Qué dicha la mía el poder disfrutar de su agonía. Ustedes cuatro son unas niñas encantadoras.- se burló en su delante.- Tal vez ya no sean tan niñas, pero eso no importa. El tiempo pasó con prisa, pero no he de mentir cuando digo que esperé siempre por este maravilloso momento. 

Gardenia (Rosé y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora