#4: Efectos de las gomitas

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Teníamos muchas dudas de poner este capítulo, pero decidimos que lo editaríamos para que los problemas de la historia tengan mayor sentido.

Esperamos les guste

Palabras ecuatorianas usadas:

Sapo: persona muy metida, chismosa, en asuntos que no le competen

 💫 🌙 💫

Al irse su padre, se miró con Sebastian y fueron directamente a preparar todo para la fiesta. Dominique le había escrito diciendo quería vengarse de Hallie Corner por los sucesos ocurrido a final año, Sebastian no le tenía ni pena a su ex novia por haberle sido infiel y James siempre le iba a dar la bienvenida a un broma de mal gusto hacia alguien como Corner.

Llegaron casi las diez de la noche y se subieron al auto de Teddy, el cual James se había encargado de convencerlo para que les acolite la escapada. En serio necesitaba descargar todas sus energías.

A su lado, Adaline miraba los edificios pasar y las luces de la calle se reflejaban en sus lentes, en su rostro. Solo la vio por julio en el cumpleaños de ella, luego en el de Tina, solo esas dos ocasiones. Había cambiado su mejor amiga, no sabía ni como describirlo, pero le fascinaba mucho más su actitud y pareciera como si sus ojos azules, casi celestes, habían ganado un brillo único. Luego sacudió su cabeza, intentando despejar esos pensamientos. Ella era como su hermana, su mejor amiga. Además, debía de acordarse de que a él le gustaba Olivia Wood, la hermana menor del capitán del equipo de Gryffindor, Aidan. Sonrió, Olivia lo volvía loco desde hace años.

—Primero me hacen mentirle a Ginny y ahora me piden que me apure —se quejó Teddy, refunfuñando.

—Teddy, es que tenemos algo sumamente importante que hacer—dijo Sebastian, frotando sus manos emocionado

—Y ni siquiera me quieren contar —replicó Teddy.

Addie se rio ante eso, con esa risa divertida tana característica que ella tenía y James le siguió, ella lo vio a los ojos y le dio un codazo, señalando a Teddy, dando a entender que le cuenten.

—Es que Niqui nos dijo para vengarnos de una persona que nos cae mal a todos —le contó James y vio por el retrovisor cómo el metamorfomago alzaba las cejas, intrigado—. Sí que eres sapo, tú.

—Obvio, me muero por el chisme.

Llegaron en quince minutos a la casa del tío George, donde ya se escuchaba la música y comenzaba a llegar más y más jóvenes. La verdad es que Fred y Roxanne tenían una suerte inmensa en vivir en ese barrio lleno de magos y brujas, y en tener a George como padre. James contaba con un mano aquellas veces en las que Harry Potter le había permitido hacer fiesta. Eran pocas.

Se bajaron del carro y el más alto de ellos, Sebastian, se les adelantó saludando a unas de sus admiradoras, o ilusas como decía Adaline, e ingresando a la casa con una entrada súper dramática, elegante y con estilo. Sebastian podía ser toda una diva si se lo propusiera. Inclusive, en la entrada, ya se hallaba hablando con una chica que lo siguió adentro.

— ¿A qué hora paso por ustedes? —Preguntó, de mala gana, Teddy.

—Tipo una de la mañana, no más tarde —respondió Adaline y James protestó—. Mañana tenemos que ir a Hogwarts, no perderé el tren por tu culpa.

—Bien, sean inteligentes y no tomen si no quieren fingir al día siguiente. O intentar, Ginny es Ginny —aconsejó Teddy, esta vez con una sonrisa burlona.

Aceleró y se fue, entonces, por primera vez que salieron, James reparó mejor en el aspecto de su amiga. Llevaba unos jeans negros a la cintura y sueltos, que llegaban hasta el talón, con una camiseta celeste ajustada de tiras, sus usuales converse negros y la melena pelirroja suelta a mitad de la espalda. Ella lo miró a través de sus anteojos redondos, alzando una ceja.

Blog de Hogwarts (tercera generacion Harry Potter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora