#5: Jornada Europea de Integración Mágica

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Palabras ecuatorianas usadas en el capítulo

Cruceta: es cuando, por ejemplo, tú le dices a fulano "me gusta x man", y fulano decide irse con "x man" a pesar de que tú ya se lo dijiste, o ya salías con x man o ya habías tenido algo con x man. Se te cruzeteó.

 💫 🌙 💫 

Sebastian se despertó agotado, adolorido y con la cara pálida. Lo normal cuando no duerme bien o lo suficiente, y esas dos cosas pasaron, hizo una mueca y alargó la mano, para ver la hora en el reloj de mesa que había en el cuarto que compartía: 9:30 am. Estaba tarde para despertarse, eso explicaba por qué la habitación estaba desierta y sin baúles.

Se incorporó despacio del colchón inflable y se estiró, sonrió complacido al oír como algunas articulaciones se tronaban. Se dirigió a su baúl y sacó un jean oscuro, una camiseta llana color concho de vino, y unas vans negras.

Se lavó la cara, los dientes y se miró al espejo. Su cabello café oscuro, casi negro, estaba enredado, pero al darse una sacudida se acomodó un poco más... un poquito... tal vez casi nada de hecho. Se encogió de hombros, iba a dormir de todos modos en el Expreso de Hogwarts. Salió del baño cual bala y se tumbó al suelo asegurando que nada se le quede, todo bien, cerró el baúl y tomó la escoba de carreras. La varita la llevaba en el bolsillo trasero, a pesar de que James le dijera que se le iban a chamuscar las nalgas, y corrió por todos los pasillos de aquella peculiar casa en la que residió todo el verano junto con sus hermanas, que por suerte era de un piso.

Dejó sus cosas en la puerta de entrada junto con el resto de los baúles apilados y llegó con paso veloz a la cocina. Ya estaban recogiendo todo y se tuvo que aguantar la carcajada del año al observar a Tina con unos lentes de sol, cabello en una rosca alta y soltando una pastilla en un vaso con agua, para que este adquiera color blanco y espumitas. Alguien tenía resaca ese día. Entonces su diversión se esfumó al toparse con la inquisitiva mirada de una chica que uno procuraría no encontrarse si llegabas impuntual, no limpiabas la casa, o no hacías algún que otro quehacer. Sally. La temible enana Sally Jones.

— ¿Estás consciente que son casi las diez? —Le preguntó lentamente y entrecerrando sus ojos, sus brazos los llevaba cruzados y golpea su pie derecho al piso varias veces—. ¿A dónde se fueron anoche? —y añadió bajando la voz—: Tina llegó riéndose y cantando "La Cucaracha" con un baile raro, y Cory y tú solo reían.

Sebastian rio por lo bajo y le sacudió el pelo castaño a su hermana menor de doce años, no sabía que haría sin Sally y el hecho de que se preocupaba demasiado para su corta edad, no le sorprendía al tener una hermana tan loca como Tina.

En la madrugada, a eso de 1:30 am cuando ya habían ido a ver a Addie y a James, regresaron a pie a la casa de los Thomas, junto con Cory, cuando ya no tenían excusa de quedarse en esa fiesta. 

Gracias a la buena voluntad de los cielos les abrió Sally y no la señora Thomas, porque por mucho que era hospitalaria y los hacía sentir en casa, esa señora era una chismosa. Todo bajo la excusa de que no eran épocas para que adolescentes se anden escapando, Sebastian no entendía a los adultos ponerse así de repente. Él mismo había perdido a su madre de una forma trágica, pero la paranoia que en los últimos años se iba cocinando y creciendo... Está bien, debía de ser más comprensivo. ¿Tal vez?

Cuánto maldecían él y su hermana el día en el que Alfred Jones se compró un teléfono móvil. Si se encontraban con Dean Thomas él era manipulable. Su mujer no, Alice Thomas era inmune al chantaje. Si por algún motivo se llegase a enterar esa mujer de que Tina llegó ebria... Ya la veía yendo a Francia... y también a él, su padre le echaba la culpa por el comportamiento de la quinceañera, siempre.

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