#19: Noche Buena

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Diciembre 18

James caminaba por el andén de Hogsmeade apurado, seguido por Sebastian, ya que los dos se habían quedado dormidos y por poco pierden el último carruaje. Saltaron a la locomotora y se abrieron paso entre estudiantes entusiasmados por las fiestas, otros con cara de preocupación como si jamás volvieran al Castillo y unos hasta como si las fiestas jamás llegaron.

Algunos lo veían sin despegarle los ojos, James lo notó desde el día anterior y asumía que era por su padre, estaban haciendo añicos en todas las revistas, diarios independientes, redes sociales (sí, redes sociales) al Ministerio y el Cuartel de Aurores, los tachaban a todos de vendidos, de comprados. Habían ya estallidos y protestas en varios barrio mágicos. Se sentía con una presión horrible encima, sobre todo desde que le cayó el veinte que casi secuestran a Addie y posiblemente por solo estar relacionada a él, a pesar de que ella diga que no tenía lógica ni sentido, James Sirius sabía que era por la conexión que tenían.

—No la encuentro por ningún lado —comentó Sebastian, ya harto de buscar en el vigésimo compartimento—. ¿Te pasa algo James?

Él sacudió su cabeza y acomodó sus anteojos, le habían regresado ráfagas de la medio declaración, que ni él se había imaginado que sucedería, que le había hecho a Addie hace 2 días atrás, en el baile. Tragó saliva preocupado, si Olivia se enteraba sería un problema y además, ahora hasta sentía nervios de encontrarse con Addie, los sentimientos fueron como si definitivamente hubiera dicho algo verdadero, se sentían así.

—Nada, solo que no me gusta que me miren tanto —le respondió—, contrario a la opinión popular que soy ególatra, etc.

—De acuerdo —dijo Sebastian, entrecerrando sus ojos grises, para nada convencido—. Hey, mira, aquí está —señaló sonriendo, tras verla hablar alegremente a la pelirroja en un par de compartimentos adelante.

Fueron los dos entusiasmados, pero Sebastian frenó en seco y dio pasos atrás, escondiéndose detrás de James.

— ¿Qué viste, un demonio? —Cuestionó James, riéndose.

—Más o menos.

Tras James Sirius asomarse a la ventana del compartimento, llamando la atención de las personas adentro, sonrió abiertamente al descubrir el temor de su mejor amigo. Si no es nada menos que Giulia Carassi, quien lo miró con fastidio apenas se percató de él. Él solo la saludó con la mano y luego se fijo que adentro estaban Lizzie y Allen. Hizo una mueca, no podía estar con Allen al Blog hacer "recorderis" de cual era su familia materna, se sentía súper mal por Teddy y hasta un poco resentido cada vez que la veía.

Eso no detuvo que quiera molestar a su mejor amigo, por lo que abrió de una la puerta y las saludó.

—Buenos días, ¿qué tal, cómo van? —Saludó efusivamente, apoyándose en el marco de la puerta.

—¿Se te ofrece algo? —Le preguntó Giulia y James bufó molesto, solo le hablaba porque tenía atrapado a Sebastian y disfrutaba molestarlo.

—A mí no, pero a Sebastian sí.

Miró a su lado a Sebastian, quien seguía sin querer ser visto por la Carassi, sus ojos grises podían matarlo, lo querían enterrar a mil metros bajo tierra y sonrió abiertamente. Pero más aún al darse cuenta que, tras volver a ver a Carassi, ella se había sonrojado un poco y tosió incómoda, y más aún cuando las otras tres se rieron.

Así que pasó algo.

Y miró de nuevo a su amigo como: ya, ya caíste, tienes que contármelo.

—Estamos ocupadas —le informó Allen, con el tono más bajo al que ella acostumbraba hablar y, de hecho, se lo dijo de forma sombría y mirándolo de una forma... extraña a decir verdad, como si realmente no quería ni verlo.

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