Fue a mediados de verano
y mitad de la noche:
los astros, en sus órbitas,
pálidos brillaban, a través
de la luz más fulgente de la luna,
en medio de planetas, sus esclavos,
alta en el cielo,
su luz sobre las olas.
Contemplé un rato
su fría sonrisa.Lucero De La Tarde
Edgar Allan Poe
He de advertirle a usted que desprevenido e inocente ha caído en esta lectura antes de que continúe que esto no es más que una carta en la que me permito desahogar mi dolor antes de que la locura absoluta reclame por completo mi mente y cuyo contenido, grotesco y siniestro no es apto para todos. De su parte queda el seguir o no esta serie de eventos fatídicos. Un relato que ha nacido de la necesidad de sacar de mi cabeza las tristezas y la agonía que ha guiado mi vida hasta ahora, pues puedo sentir como mis recuerdos se escapan y antes de perder mi conciencia quisiera irme con el alma vacía de penas.
Supongo que lo natural sería comenzar con mi nacimiento y por consiguiente mi niñez lo que ha de involucrar por supuesto a mis padres y a mi familia. Mi llegada al plano terrenal estoy seguro no fue muy diferente a la suya. Por lo menos no en el sentido estrictamente biológico. Por otro lado espero que nos separe nuestra concepción. Yo fui el producto de un desbordante deseo en el caso de quien sometió a sus caprichos a aquella mujer que deseaba pero a quien no se me tiene permitido llamar "padre" (por motivos que verá más adelante) y una absoluta sumisión en el caso de mi madre. Resultado del dolor y el abuso, nací entre la paja y el calor sofocante del verano.
Había nacido con el mayor pecado que podía cargar a cuestas. Una deformidad imperdonable que no podía esconder bajo ninguna prenda de ropa y que ha sido la causante de todas mis penurias. Pequeño y oscuro llegué al mundo llorando sin saber que mi vida estaría plagada de llanto. Crecí entre aquellos que como yo, habían venido al mundo para servir. Mi madre, mujer de gran corazón y alma de acero me había rodeado de leyendas de una tierra antigua donde la libertad no era una historia fantástica más y el retumbar de los tambores era la melodía que acompañaba la noche. Mi familia resultó ser todo aquel con el que me relacioné durante mi estadía en aquella casa junto a mi madre. La sangre poco tenía que ver para nosotros. La unión, venía de un lugar mucho más profundo. La comprensión y el lazo que solo el compartir los peores momentos puede
lograr.
Trabajé durante mi infancia pero al llegar a la pubertad mi esfuerzo no era suficiente. Demasiadas bocas y poco dinero, terminó conmigo siendo transferido a un señor respetable y de gran renombre que retribuyó a mi amo parte de lo que le había costado mi vida en aquel lugar. Tuve que separarme de mi madre que con lágrimas en los ojos pensó en su inocencia que me había salvado de aquel infierno de heno y leña. Mi pobre madre aún después de todo no hacía más que esperar lo mejor y creer en la bondad de los corazones incluso cuando la vida le había demostrado tiempo atrás que en aquellos hombres no había cabida para otra cosa que no fuera la perversión y el odio. Me despedí de una familia que me dijo adiós con ojos llorosos pero con cierta envidia.
Y es que no puedo negar que a simple vista mi vida no sería tan dura como lo había sido en la granja. Y no lo fue al principio pues dada mi condición de adolescente mis trabajos no eran tan forzados y mis tareas consistían en asistir al que entonces era mi amo. Este personaje de inconfundible vestir y hablar que desmentía cada una de las historias de mi madre y me narraba historias de un ser superior. Leyendas de humanos capaces de levantar a los muertos, caminar por el agua, y perdonar cualquier pecado menos el color de mi piel.
Hasta el día de hoy ignoro que le llevó a esto, que vio en mí que considerara digno de tal privilegio como lo era la educación, pues ningún otro amo se tomó la molestia con otro niño o niña que portara mi color. Y es que aquel hombre de tez nívea y blancos cabellos me enseñó a leer, a escribir y expresarme propiamente, además de un sinfín de modales que harían de mí una persona y no el animal que debía ser por naturaleza.
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Pesadillas De Medianoche
TerrorHistorias ¿Puedes escuchar los gritos que traspasan las paredes? ¿Puedes callar las voces que susurran día y noche dentro de tu mente? ¿U ocultarte de aquel que te sigue por las noches en tu camino a casa? Son muchos los hechos atroces que han ocurr...