꒰Gato malo꒱˖ ᎒ ©Soojun

♡᎒ sexualidad

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—Bueno, ¿y si Yeonjun está sano por qué tengo que leer todo ésto?... — SooBin se quejó, señalando las revistas y dirigiendo su mirada desinteresada a Hueningkai. Tomó las revistas y las acomodó en una pila, dejándolas en medio de la mesa. Kamal rodó los ojos.

—Porque es bueno que estés informado, siendo tan estúpido, no quiero que Yeonjun corra peligro alguno estando a tu lado. — Kai sintió a Yeonjun sentarse en la silla que estaba a su lado, y vio cómo intentó tomar su taza de café con sus pequeñas manos que casi pasan desapercibidas. —no come chocolate, café, ni azúcar en exceso porque le hace daño. — el mayor le quitó la taza a Yeonjun antes de que éste diera un sorbo, causando que el menor hiciera un puchero por no haber tomado de eso que olía tan bien.

— ¿Y qué vida es esa? mejor matalo ¿no?... — Beomgyu golpeó el hombro de SooBin.

—Es por su salud, no seas imprudente. — SooBin se cruzó de brazos, mirando de reojo a Yeonjun.

—Bueno, si es importante, mejor explícame... — SooBin tomó una revista de nuevo —y haz una lista de lo que puede y no puede comer... Y todo eso. — aportó encogiéndose de hombros — ¿y para qué es ese medicamento, exactamente?

Hueningkai tomó el pequeño frasco de vidrio y se lo mostró a SooBin.

—Es para aminorar el dolor.

— ¿Dolor de qué?... — SooBin tomó el frasco y leyó muchas palabras extrañas que no comprendió, así que decidió que sólo era jarabe.

—Bueno, Yeonjun no tiene ninguna enfermedad, sólo le ocurre lo que a todos los gatos les pasa cada cierto tiempo... — explicó Hueningkai, tomando de vuelta el frasco y dándoselo a Yeonjun. SooBin los miró curioso, pensando de qué podría tratarse.

— ¿Vomitar bolas de pelo?... — cuestionó sin saber otra opción.

— ¡Hyung yo no hago eso! — Yeonjun exclamó sonrojado. —Prefiero bañarme y cepillarme...

—SooBin, por favor... — Beomgyu se quejó.

— ¿Qué? Nunca he tenido un gato no sé nada... — se defendió. SooBin abrió la revista y la dejó en la parte que anunciaba el celo de los gatos. Se la pasó por la mesa.

—El celo en los gatos se da comúnmente dos veces anualmente, dependiendo la raza, aunque siendo domésticos puedan reproducirse cuando quieran, pero en los híbridos, hembras y machos tienen los mismos síntomas y son mucho más complejos que en los de un gato puro.

— ¿Y a mi eso qué? si quiere coger que coja...

— ¡SooBin! — Beomgyu exclamó, comó si fuese una madre escandalizada. Yeonjun se removió incómodo en su lugar, evitando la mirada de todos.

— ¡Te estoy diciendo que es más complejo! — remarcó Hueningkai —hay edades para eso, y Yeonjun aún no puede estar con gatas porque....

Yeonjun soltó un alarido y se levantó de la silla, tomó sus cosas y huyó por el pasillo, encerrándose en la habitación. Le avergonzaba que Hueningkai hablara con tanta facilidad de cosas que para él eran muy incómodas.

—Como te decía... no puede porque no está listo y podría lastimarse... — prosiguió Hueningkai.

—Ajá... bueno, que interesante — murmuró SooBin, sin saber qué más decir. No era como si hablar de sexualidad gatuna fuera muy habitual en su vida. —y si aún no tiene edad, ¿por qué entra en celo?

—En realidad, Yeonjun no ha entrado en celo nunca. El medicamento es para una semana de cada mes, y él a penas empezó a tomarlo el mes pasado, el veterinario lo recomendó, porque está por entrar en la edad en la que todas esas cosas pasan, y al ser un híbrido doméstico, le ayudaría a controlar un poco los cambios, para no alterarlo mucho.

SooBin suspiró ante toda la explicación de Kamal. Nunca pensó que un simple gato tuviera tantos problemas con algo tan simple, él conocía el mejor remedio para esa etapa y no venía precisamente en un frasco son sabor a fresa. De igual forma, le daba igual, con tal de que Yeonjun se mantuviera sin darle problemas.

—De acuerdo, el gato quiere sexo, toma el medicamento, fin... listo, gracias Hueningkai. — SooBin cerró la revista y sonrió hacia Kamal.

—De todas formas me gustaría que leyeras un poco más. Por si las dudas... — ordenó Hueningkai. SooBin asintió. Seguramente encontraría tiempo de leer un poco en algún espacio de su ocupada vida, cuando no estuviera durmiendo.

—Está bien Kai. Dices que nunca le ha pasado, aún debe de faltar... — le quitó importancia al asunto.

Si había durado medio año con su antiguo dueño sin problemas, no había razón para que esos problemas iniciarán ahora con él.