Capítulo 13

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Cuando la luna estaba por aparecer en el horizonte, ellos todavía seguían navegando hacia aguas más profundas en el pequeño velero.

JiMin se sentía mucho mejor que hace unas horas, y gran parte se debía a la ayuda que YoonGi le había estado brindando a lo largo de su pequeño viaje.

En un principio, cuando él se le había acercado tanto, pensó que su vida estaba en riesgo, pero lo único que sucedió fue que la fría y pálida mano del hombre le tocó suavemente la frente para comprobar que no estaba ardiendo en fiebre.

Él tacto en sí había sido de lo más simple, pero tal como había ocurrido la primera vez que sus cuerpos se tocaron, una ligera descarga les atravesó a ambos para estremecerlos, sin embargo, avergonzados, lo pasaron por alto. JiMin se había comenzado a sentir realmente mejor cuando su conversación comenzó a hacerse más interesante a medida que los temas iban saliendo uno a uno, y mientras YoonGi le comentaba que para ellos era realmente difícil salir de la villa, JiMin se explayaba para plasmar en palabras la magnificencia del lugar de donde él venía.

Le fue difícil muchas veces no referirse a él mismo como el príncipe del lugar del que le estaba hablando, pero se contuvo lo suficiente para no hacer a YoonGi pensar demás. Por suerte no había surgido hasta entonces alguna pregunta que relacionara a la familia, y eso para JiMin estaba bien. A medida que se conocían, JiMin podía sentir cuán equivocado había estado de juzgar a un hombre tan bueno y amable como si fuese un monstruo aterrador. YoonGi parecía ser de todo, menos aterrador. Aunque, aún en el fondo, algo en él le decía al Lince que él era así, amigable y dulce, solo porque quería serlo.

-Bien, en poco tiempo estaremos allí -YoonGi tenía un ojo cerrado y la mano alzada hacia las estrellas, probablemente asegurándose de su posición-. No hace falta que hagas nada, JiMin. Estás aquí casi por obligación, yo me encargo -le dijo cuando se dio cuenta que él intentaba bajar las velas.

-Oh, claro, lo siento -rápidamente apartó las manos para dejarle hacer su trabajo, ya que le gustará o no, él no tenía idea de qué debía hacer.

Se sentía innecesariamente como una carga para YoonGi, pero de todos modos no habrían podido frenar a Jina y convencerla de no ir. A pesar de aquello, JiMin no se sentía incómodo y sabía que YoonGi tampoco. Tal vez en un principio, pero ahora ya no.

La luna estaba apareciendo y la oscuridad de la noche estaba por encima de ellos, pero el espectáculo que se abría pasó en el firmamento gracias a las estrellas era algo por lo que JiMin se sentía atraído. Las noches en Il-Bam eran casi tan hermosas, pero no podían compararse a esa. Si ponía la suficiente atención sus ojos atraparían algún cometa que cruzaba en el cielo.

YoonGi sonrió viendo a JiMin embelezado con el cielo brillante y se sintió conmovido.

Especialmente los había guiado a un pequeño recoveco cerca de una pequeña isla donde las noches eran más hermosas que en cualquier lugar. Él lo sabía. Había navegado lo suficiente por él mar cerca de la Villa para saberlo, y ahora se alegraba de ello.

Tal vez JiMin no se daba cuenta por lo interesado que estaba en el firmamento, pero YoonGi estaba seguro de que la misma luna que ahora brillaba sobre sus cabezas, era la que ardía incandescente dentro de los ojos del hombrecito.

Esos orbes magnéticos y enigmáticos eran para YoonGi lo mismo que el cielo de media noche para JiMin. Un lugar perfectamente hermoso en donde ver.

YoonGi los condujo hasta el islote y amarró el velero con un inmenso clavo sujeto al piso e hizo a JiMin bajar.

-Es algo que muchos marinos no saben, pero en esta zona suelen estancarse una de las especies más extrañas de peces. A mi hermano le fascinan -YoonGi se subió de nuevo al velero y luego bajó con una red manual en el hombro y una manta amarilla en la mano-. Las noches no son frías, pero puede que no estés acostumbrado.

Athélita | YoonMin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora