Capítulo trece

875 114 127
                                    

¡No olvides votar y dejar tus comentarios!

.

.

.

Despertó de sobresalto.

El estómago se le contrajo por el vértigo y el corazón se le aceleró mínimamente por la pequeña descarga de adrenalina. Joder, como detestaba despertar de esa manera. Caer en el sueño y despertar antes de tocar el suelo es una mierda.

Frustrado, se refregó la cara con la mano derecha. Hizo una mueca cuando sintió dolor en su musculatura. ¿Qué había pasado? Tenía el cuerpo dolorido y medio agarrotado, como si hubiese terminado una dura jornada de entrenamiento.

Intentó incorporarse, pero una mano sobre su pecho se lo impidió.

–Facile –susurró somnolienta–, tout va bien.*

–Hanji.

Gracias a que su visión aún no se acostumbraba a la oscuridad, fue incapaz de distinguir si ella tenía o no los ojos abiertos. Destensó los hombros. Hanji estaba ahí, con él, tal y como lo había prometido. Hasta podía sentir el calor de su palma a través de la camisa.

Exhaló aliviado.

–¿Dormiste bien? –le preguntó, sin retirar la mano de su pecho.

Asintió observándola, analizándole el rostro en busca de cualquier movimiento involuntario. Estaba preocupado, por su culpa ella también había estado llorando, también se había visto envuelta en ese espiral de incontrolables emociones.

–¿Cómo llegué... tú me cargaste hasta aquí?

–No, fue el doctor Collins, él te cargó hasta la cama.

–¿Te revisó las puntadas?

–Sí.

–¿Y qué te dijo? ¿Cómo te vio?

–Desnuda –dijo como si fuera el colmo–, creo que Collins me a visto más veces desnuda en dos semanas que tú en todo lo que va del año.

Bufó con gracia. Sí, esa era la Hanji que él conocía.

–Hablo en serio.

–Están bien –encogió los hombros, restándole importancia–, estoy bien.

Levi soltó un suspiro de alivio.

No puedes desmoronarte frente a alguien y esperar a que esa persona no resulte herida, menos cuando se trata de alguien que te ama. Cuando dos almas están conectadas –ya sea por el amor o la amistad–, el dolor de uno pasa automáticamente a ser también del otro. Así funcionan las almas gemelas.

Pensó que el haber colapsado frente a ella habría dejado una que otra secuela psicológica, pero por lo que veía –y agradecía– ella estaba bien.

–¿Qué hora es?

–Serán la una o las dos de la mañana, no lo sé.

Claro, era imposible saberlo. No había ningún reloj cerca, pero a juzgar por la poca luminosidad sí debían ser la una o las dos. Desvió la mirada al techo, preparándose psicológicamente para pasar en vela lo que restaba de noche. No tenía idea de cuánto había dormido, pero apostaba a que para su cuerpo ya había sido suficiente, aunque no lo fuera realmente. Se conocía; estaba seguro de que no podría volver a quedarse dormido.

–¿Ya te sientes mejor?

Cerró los ojos. Si no podría dormir, entonces intentaría descansar. Le dolía la cabeza de tanto llorar.

We Are Broken // LeviHan [DH#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora