Capítulo ocho

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Se removió con cuidado, sentía el cuerpo tan agarrotado que el solo intentar moverse le resultaba doloroso. Le tomó tres intentos abrir por completo los ojos, sentía las pestañas pegadas. Frunció el ceño con curiosidad, ¿el techo era blanco? ¿Dónde estaba?

Quiso llevarse la mano a la nariz al sentir un cosquilleo en ella, pero se detuvo en seco al sentir un leve dolor en el brazo. Pestañeó repetidas veces en un intento de agudizar su mirada; una vía entraba confianzudamente por su desvirgada vena.

Hizo una mueca y dejó caer el brazo.

Antes de que terminara de recorrer la habitación con la mirada, una extraña figura a unos metros de su mano le llamó la atención. Una sonrisa cansada se formó en sus labios cuando notó de quien se trataba: Levi.

Se sentía tan contenta de volver a verlo otra vez que, sin pensar realmente en lo que hacía, comenzó a acariciarle los cabellos. Como era de suponer, Levi no tardó en incorporarse de golpe.

–Ho...la –se sorprendió al escuchar su propia voz. Estaba ronca.

De Levi podías esperar muchas cosas, todas regidas por la tosquedad que lo caracteriza. Una mueca de suficiencia, un bufido de impaciencia, una postura que te decía a gritos lo inferior que eras para él, pero... ¿una sonrisa? No, espera, ¿una sonrisa mostrando los dientes?

–...Hanji –musitó–, hola.

A pesar del cansancio y del gran esfuerzo que implicaba mantener los ojos abiertos, no se permitió borrar su intento fracasado de sonrisa. Pues, eran poquísimas las veces en las que Levi dejaba ver su hermosa dentadura a causa de una sonrisa, y ella no arruinaría aquella por no corresponderla.

Alargó el brazo queriendo encontrar las pálidas mejillas del azabache. Como no tenía puestos sus anteojos, y su vista no era precisamente la de un águila, no notó la barba creciente en el rostro de Levi hasta que la hubo tocado.

–Lamento... –el volumen de su voz descendió a lo inaudible. Carraspeó suavemente y lo volvió a intentar:– No quise despertarte –quitó con suavidad su mano del rostro, pero antes de que pudiera alejarla demasiado, Levi la cogió con delicadeza–, lo siento.

–No te preocupes –le acarició la frente con el pulgar–, está bien, no te preocupes. ¿Cómo te sientes? ¿Te duele algo?

Levi tomó asiento sobre la camilla, sin soltar la mano de Hanji. Ella sonrió agradecida, no quería que la dejaran sola. Al tragar notó como un pequeño ardor le invadía la garganta, evitó hacer una mueca, no quería preocupar a su pareja. El cual de por sí, ya lucía bastante cansado.

–Estoy bien –entrelazaron sus manos–, algo aturdida y cansada, pero bien. Podrías decirme ¿dónde estamos?

Children of Rose.

–¿El hospital? –Levi asintió, ella se permitió cerrar los ojos con pesar– ¿Qué fue lo que pasó? No, olvídalo, no quiero que recuerdes lo asquerosa que me debí de haber visto –abrió los ojos utilizando toda su fuerza de voluntad– ¿Qué tan grave fue?

Y fue ahí, en ese preciso instante, donde Levi no supo qué mierda contestar. Joder, ella acababa de despertar, no tenía idea de donde estaba y tampoco parecía recordar los sucesos previos al accidente, ¿qué tal algo como...?

"¡Oh! Hanji, hola, ¿cómo estás? ¿Qué? ¿Qué casi te mueres por un fallo respiratorio? Ah, tranquila, esas cosas suelen pasar muy seguido. Réstale importancia. Lo que no suele pasar tan seguido es que titanes de pronto crucen la muralla y se coman a tus mejores amigos. Pero lo otro... puf, por favor."

We Are Broken // LeviHan [DH#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora