Imagen referencial de Paradis.
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Cerró los ojos e inhaló hasta llenar sus pulmones.
La brisa era fresca, envolvente y confortable, erizaba con elegancia los bellos de sus brazos. Ese viento no era del interior de la muralla, el cambio era evidente. Gracias a que había salido ya incontables veces podía reconocerlo sin problemas, ese viento era libre y sin ningún aroma a estancado.
Abrió los ojos para disfrutar más a gusto la inmensidad de la pradera. No había murallas, y donde debería haberlas, solo quedaban marcas extrañas, ¿las habían derrumbado? Pensó en el titán del interior de la muralla Sina, ¿cómo demonios lo habían sacado? Agudizó la mirada para intentar ubicar en que muralla –de haberlas– estaría.
–¿Por qué tienes esa cara de idiota? Deberías disfrutar la vista, zopenco.
El corazón pareció detenérsele de golpe, pero en realidad era todo lo contrario, estaba latiendo con vigor. Desde que supo de su muerte se había obligado a hacerse a la idea de que no volvería a escuchar nunca más esa voz, pensando que siendo más duro consigo mismo se haría un poquito más inmune al dolor de su pérdida.
–Na... ¿Nanaba?
Se volteó para encararla.
Y ahí estaba; sonriendo como solo ella podía hacerlo, su azulada mirada parecía más viva que nunca, brillando y haciendo juego con las ropas blancas que traía. Era el uniforme, solo que no llevaba ni la capa ni la chaqueta, tampoco los arneses del equipo tridimensional.
–¿Ya ves como si me extrañas? –se mofó, llevándose las manos a la espalda– Cuando nos conocimos dijiste que mi presencia te daba igual, pero que evitara entorpecer el entrenamiento, ¿recuerdas?
Estaban a una distancia considerable, quizá a dos metros, aun así la estatura de la rubia seguía siendo demasiada para él. No tuvo problemas con alzar la mirada para observarla, no se sintió idiota o diminuto. Nanaba era grande, tanto en estatura como en personalidad, y él estaba orgulloso de ser su amigo.
El viento les meció el pelo.
–Dime por qué olvidaría el día que te caíste del caballo.
Suavizando su sonrisa, los ojos de la rubia se cerraron con calma.
–Pensé que te olvidarías de mí –susurró.
Eras mi mejor amiga –pensó, dándose la media vuelta para mirar nuevamente el paisaje–, jamás te olvidaría.
Ella caminó hasta situarse a su lado, aún con las manos tras la espalda.
La sensación de la brisa y el calor sobre su piel eran tan auténticas que de no estar Nanaba junto a él, jamás se habría planteado la irrealidad del paisaje. Ahora ya entendía por qué no había murallas; era todo parte de su cabeza, solo estaba viendo lo que él quería ver... ¿verdad?
–¿Es un sueño? –preguntó, sin creerse del todo su propia explicación.
–Tal vez.
–¿Tal vez?
–Sí, tal vez.
–Oye, no es momento para que quieras hacerte la misteriosa –cruzó los brazos, viéndola por el rabillo del ojo–. Además, ¿por qué estás tan lejos?
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We Are Broken // LeviHan [DH#2]
FanfictionLa palabra "te amo" es un sin fin de promesas tácitas, que requiere la entrega de ambos para que lleguen a cumplirse. Un "te amo" es mucho más que una oración aclamada sin fé. ¿Cuánto darías por la persona que amas? ¿Amor y libertad son parte de...