Capítulo cinco

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No recuerda en qué momento de la ecuación comenzó a desagradarle tanto Moblit Berner. Antes ni siquiera reparaba en su presencia, todo lo que el rubio hacía le parecía indiferente y, la verdad, Moblit sí que sabía cómo pasar desapercibido.

No, sí sabía por qué el rubio le resultaba tan insoportable; celos. Odiaba el hecho de que Berner estuviera dispuesto a todo por ella, que estuviera siempre tan cerca. Y aunque le doliera el alma reconocerlo, debía hacerlo, porque necesitaba de su ayuda.

Agradeció que Hanji retrasara unos cuantos minutos la partida, tiempo que aprovechó para acercarse al chico que dominaba sus pensamientos.

Hizo una mueca, eso sonó raro.

–Moblit –lo llamó, al chico sobre el caballo se le crispó la espalda–, ¿tienes un segundo? Necesito hablar contigo.

–Claro –dijo, mas no se bajó del caballo–, lo escucho.

Era una falta de respeto, y Moblit lo sabía, pero pensó que era un buen castigo por haberlo estado mirando de mala manera. Levi lo dejó pasar, de todos modos Berner arriba o abajo del caballo era más alto que él.

–¿Recuerdas la conversación que tuvimos la noche que hacías el inventario? –el otro pareció meditarlo y solo cuando el rostro se le tiñó de rojo Levi continuó– Quiero llegar a un acuerdo... de paz.

–¿Qué quiere decir?

–Desde que estamos juntos, no hago más que preguntarme qué será de ella cuando yo no esté... cuando muera –nunca pensó que el mismísimo Sargento reconociera frente él la relación que tenía con su Líder de escuadrón. Se preguntó en qué momento Levi se había enterado que él sabía la existencia de tal unión. Cómo si el azabache leyera pensamientos, soltó la respuesta: –. Según Hanji, eres un pan. Y lo creo, cuando te enfadas no le gritas a nadie, te limitas a alejarte. Pero, hace un rato, me miraste como si fuera el asesino de tu mascota. Me odias –dudó unos segundos, pero de todos modos agregó:–... porque la arrebaté de tu lado.

Golpe bajo, sin duda fue un golpe bajo. La rabia le hirvió la sangre en cuestión de segundos, apretó las riendas. Observó a Levi desde arriba, desde la altura, y pensó qué tal vez alguien debiera darle de su propia medicina; una pequeña humillación no le hace daño a nadie.

–¿Por qué me lo cuenta? –tal vez él no era nadie para humillar al supuesto hombre más fuerte de la humanidad, pero al menos le daría un susto– Si esa información llega a manos equivocadas, ustedes serán enviados a la horca, ¿es consciente de eso?

–No serías capaz de delatarnos. No si la vida de Hanji está en riesgo.

Moblit se sintió frustrado, no había manera de ganarle al azabache. Suspiró en señal de derrota, si Levi se había acercado con la intención de una sana convivencia, entonces sería mejor que él guardara sus garras. De todos modos, era mejor tener a Levi de amigo que de enemigo.

–Antes de que diga nada, Sargento. Me gustaría aclarar ciertos puntos.

Eso sí que lo tomó por sorpresa. Se cruzó de brazos, quizá en un inconsciente intento de que las palabras del rubio no lo hirieran, cosa que no funcionó del todo.

–Habla.

–Usted no me gusta para ella –dijo firme–. Si le soy sincero, y con todo respeto, usted no me parece más que un pobre diablo. No me malentienda, usted es un buen líder, un buen colega, un buen pilar para la Legión, pero un pésimo partido para cualquiera. Si acercas una fruta deteriorada a una sana, es cuestión de tiempo para que ambas se pudran.

We Are Broken // LeviHan [DH#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora