El tren que llega a su destino

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Jamás olvidaré lo que sucedió un día antes de mi exposición, de todas las cosas que pudieron haber ocurrido ¿Por qué a ti? Me llamaste desesperado pidiendo que fuera a tu departamento y al llegar tenías a León entre tus brazos mientras exclamabas "¿Por qué? ¿Por qué?" repetidamente, de inmediato supe lo que sucedía, te ayudé y lo llevamos al veterinario lo más rápido posible, pero ya era muy tarde, tu León se había marchado al cielo de los gatitos, de donde te está cuidando aún.

Tu semblante era frío y ya ni siquiera corrían lágrimas en el, llamé a Renjun, Chenle y Jeno y le hicimos una mini ceremonia de despedida y mandaste a cremar a Leoncito, fue un día muy triste y podía sentirlo en ti también, las ganas de llorar me las aguanté en el momento de la ceremonia, ya me había encariñado con ese gato gordo y hermoso, lo que más me dolía era que te quedarías sin un compañero ahora.

Después de que Chenle y Renjun se fueron me quedé solo contigo, aunque Jeno se quedó en su habitación terminando unos trabajos, yo me quedé acompañándote y ahí no pude aguantar más y lloré, lloré mucho, después te uniste a mi llanto.

Nos abrazamos por unos momentos y te separaste, secaste algunas de tus lágrimas y me dijiste lo siguiente.

- Tranquilo Donghyuck, ya no llores, la verdad es que yo sabía que León estaba en sus últimos días, pero jamás supe que dolería tanto, a veces trato de comprender el ciclo de la vida pero... simplemente no puedo, no quiero- agachaste tu cabeza y jugaste con tus dedos, yo también me limpié mis lágrimas y me limpié mis mocos, cosa que te dio risa y empezamos a carcajear.

- Hyuck, sólo contigo me reiría después de decir algo tan profundo ¿no crees?- Me miraste.

- Lo siento Mark, no era mi intención... o bueno quizás si, me duele verte triste, pero como no estarlo, voy a extrañar a ese gato, aunque lo conocí hace no tanto tiempo se encariñó conmigo y yo con él- asentiste a cada palabra que dije y luego te acercaste, una cercanía que me causó mucha timidez.

Plantaste un beso en mi frente para luego acariciar mis cabellos, me abrazaste, con cada una de tus movidas me dejabas helado y sonrojado, yo sólo sabía aceptar tu abrazo y las caricias.

- De eso se trata la vida al fin y al cabo, en algún momento tenemos que experimentar la muerte y ahora es mi caso, duele y es costoso, quisiera no tener que aprender a vivir con este dolor- hiciste más fuerte el abrazo.

- Tienes razón, cuando se murió mi abuela no sabía que hacer, era pequeño y apenas comprendía, todos me decían que ella jamás volvería, pensar que jamás habría una segunda vez me mataba, pero ya duele menos, vivió una buena vida y la atesoré tanto como ella a mi- nos separamos y al mirarnos las caras volvimos a reír.

- ¡Ya! No me mires así o me reiré y no quiero porque se supone que hablamos algo serio- actuaste como enojado y yo te seguí el juego.

- Pues sabes que me gusta más cuando jugamos y nos reímos en vez de cuando estamos serios- me hiciste cosquillas y así empezamos hasta que nos cansamos- ¿quieres salir a dar una vuelta o algo?

- Pues ya, pero sin comprar nada porque ando corto de plata- Yo también Mark, yo también.

Esa tarde contigo fue una de las más bonitas, nos reíamos por todo y nos parábamos a escuchar la música callejera, probamos hacer nuestra propia canción pero fue todo un desastre, de a poco iba a aceptando que mis sentimientos por ti no eran sólo de amistad, todos los roces de nuestras manos y nuestras carcajadas armonizando creaban una conexiónque solo dos almas y enamoradas podían crear.

También aprendí algo bonito ese día, la vida tiene un incio y un fin, en el camino nos podemos tropezar como también levantarnos, pero a pesar de todo seguimos, todas las personas que conocimos dejan una enseñanza en nuestra vida y cada situación una moraleja, tenemos que aprovechar cada momento y aprender a disfrutar de los que amamos antes de que el tren llegue a la última estación.

"Mark, el gato y yo" [Markhyuck]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora