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De las frágiles facciones de la albina escapa un pequeño soplido mientras finaliza de aplicarse algo de rimel en su pestaña superior. Aradia no suele maquillarse, no porque tenga una opinión negativa al respecto, sino porque simplemente no sabe debido a la nula práctica.
No obstante ha optado por arreglarse de forma ligera, y por supuesto que tiene una razón más que obvia: volver a trabajar junto con Aki.
No puede evitar sentir la euforia en todo su organismo, La alegría de volver a tenerle tan cerca y poder interactuar con él, Sin nadie más a su alrededor.
Es el cielo mismo.
Aradia sabía que iba a ser complicado el gran cambio, Lo mantuvo en mente pero aún así sabía que era algo que debía hacer.
Sabe que Aki tiene un propósito, aunque él jamás se lo haya contado: hay algo que le ha inspirado a ser un caza demonios, y ella no va a ser un obstáculo, Sino una animadora.
Y si él lo quiere, una compañera.
-Aunque la mona se vista de seda... -escucha la ronca voz de Mæra, consiguiendo que vire su cuerpo para observarle-, mona se queda.
