Qué poco se necesitaba para cambiar una idea; bastaba un solo descubrimiento de gran impacto para modificar la concepción que se tenía del mundo.
Era algo que las pequeñas representaciones acababan de experimentar al tener en frente un vasto océano que más adelante revelaba una ciudad de imponentes edificios.¿No estaban tan solos como creían?
¿O estaban completamente a merced de los humanos?La segunda era, quizás, la opción más probable.
Sobre todo por aquel extraño zumbido que le precedió a su descubrimiento.
Al volverse, pudieron notar cómo los televisores emitían un ruido blanco, mientras que las siluetas de lo que alguna vez fueron countries se contorsionaban lentamente.
Colombia avanzó un par de pasos.
—No...Las distorsionadas siluetas de sus hermanos intentaban gesticular alguna palabra, sin conseguirlo. Sus brazos se extendieron hacia el tricolor, quien imitó el movimiento; cuando estuvieron a punto de alcanzarse, sus manos se desvanecieron, lo mismo que sus cuerpos, siendo absorbidos por las ondas que emitían aquellos televisores.
—¡Ecuador! ¡Venezuela!El resto de las siluetas se les unió en una especie de vórtex que los engulló en un instante. Colombia maldijo por lo bajo, frustrado, y aunque tuvo el impulso de lanzarse hacia adelante, se detuvo en el último segundo.
El sentido común había vuelto a él, aunque esa no fue la razón principal.Los humanos sin rostro que antes miraron las pantallas, ahora estaban de pie frente a ellos, balanceándose y mostrando sus deformes masas de carne. De pronto el más cercano se abalanzó sobre Colombia, estirando sus pálidos brazos hacia él; por fortuna el tricolor reaccionó a tiempo y logró esquivar el ataque. Sin embargo, los otros humanos se acercaron, lanzando gemidos ásperos que asemejaban más a un zumbido.
—¡CORRAN!Chile empujó a Argentina en un intento por sacarlo del shock, cosa que logró cuando éste comenzó a moverse. Perú y México retrocedieron, una vez que Colombia los alcanzó emprendieron la huida aunque México se rezagó un par de pasos; sus ojos se volvieron cristalinos, observando con impotencia cómo se acercaban esos seres.
Pese a que el terreno con obstáculos grandes les ofrecía ventaja, esa especie de humanos les pisaba los talones; eran más rápidos a comparación de los que conocían y la razón era que su única deformidad estaba en sus rostros amorfos. Llegaron a la orilla del río, aunque pronto advirtieron con horror cómo los dos humanos que vieron primero se acercaban por el otro extremo, cruzando las aguas sin mucho impedimento.
Colombia señaló la ribera con su cayado.
—¡Por aquí!
Desviaron la ruta, evadiendo por muy poco a uno de los que se acercó por el río, pues éste se lanzó sobre ellos y se dio de bruces contra el lodo.Por lo general los ríos desembocaban en el mar, aunque eso no significaba que estarían a salvo, peor aún cuando cada zancada de esos seres humanoides equivalía a cuatro suyas y que pronto se les acabarían las fuerzas. Desesperado, México observó el entorno hasta que el recuerdo le pegó de lleno.
—¡Colombia!—el aludido le miró de reojo, a lo que señaló el área a su izquierda—. ¡Los árboles! ¡Tal vez no puedan trepar!
El tricolor sopesó la opción unos instantes, antes de maldecir por lo bajo y cambiar de ruta.
—¡Hacia los árboles!El grupo se apresuró a subir la pequeña pendiente que aún bordeaba esa zona y, esta vez siguiendo al de la máscara, se acercaron a un árbol alto y de tronco mediano.
México y Perú se miraron en silencioso acuerdo, antes de que el segundo se agachara, entrelazando sus manos para impulsarlo como antes; una vez afianzado en la primera rama, México le tendió la mano al bicolor, quien saltó y fue sujetado con firmeza para luego ayudarle a trepar.
Argentina había hecho lo propio con Chile, incentivados por Colombia, quien clavó la lanza en la parte superior y comenzó a escalar por su cuenta. A medio camino sin embargo, apoyó mal un pie y resbaló; de espaldas a él, sintió el vacío y la horrible sensación de caer en éste. En el último segundo sus muñecas fueron aferradas, dejándolo balanceándose en el aire; al mirar hacia arriba descubrió a Argentina y Chile sujetándole fuertemente con sus manos libres.
ESTÁS LEYENDO
Pequeñas pesadillas | Countryhumans
FanficLes contaré una historia... Todos, sin importar la edad o género, le tememos a algo, ya sea horrible y peligroso o pequeño y no muy amenazante. Quizás alguno de ustedes crea que no le teme a nada y tal vez esté en lo cierto... pero pronto se retract...