08 | Problemas y más problemas

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Darla Lynn

11 de octubre

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Analicemos todo lo que acaba de pasar, yo vi a Saimon con su amiga, quise ir a saludarlos y ser agradable con ella, inclusive tal vez llegar a ser su amiga, pero como a Darla Lynn siempre le sale todo mal, me tropecé con algo y caí de sentón haciendo volar mi comida, lo peor no fue haberme caído, lo más horroroso fue haber derramado mi licuado en Melanie.

Ella se encontraba cubierta de leche rosada, desde su cabello hasta sus calcetas.

—¡Yo lo lamento! —me levanté rápidamente y con las servilletas que habían en la mesa; traté de limpiarle el rostro.

Melanie no se movía, tuve miedo en ese momento, sólo escuchaba su respiración agitada.

—¡¡Saimon dile algo!! —su grito me hizo pegar un salto hacia atrás.

—Darla déjala ya —Saimon atrapó mi muñeca, con la que limpiaba a su amiga—. Ya hiciste demasiado por hoy.

Lo admito, el tono que ocupó logró que me dieran escalofríos.

—Fue un accidente, yo me tropecé —me liberé de su agarre—. De verdad —asentí frenéticamente.

No había razón para que me cayera mal, la primera vez que nos vimos no fue el mejor momento, ahora tampoco lo es pero la diferencia es que ahora yo arruiné todo y ella está muy molesta conmigo.

—Fi in iccidinti —me remedó Melanie—. ¡No te caigo bien y por eso planeaste todo esto! — tomó mi brazo con fuerza—. Conozco a las personas como tú —susurró muy cerca de mi oreja—. Primero Josh, luego Saimon y ahora yo, ya déjanos en paz.

Tragué saliva, bajé la vista a donde nuestra piel hacía contacto, me comenzaba a doler su agarre pero no tenía la voz o la fuerza para defenderme.

—Ya basta Melanie —alguien la alejó de mí.

Volteé quedando estupefacta, Josh estaba conmigo, agarrándome de la mano. Dios, soy yo de nuevo.

—Vámonos Melanie —sugirió Saimon sin detenerse a mirarnos.

—Son unos… Agh —ambos tomaron sus cosas y salieron hechos una furia, bueno, sólo Melanie.

Dejé de observarlos para ver a Josh y nuestras manos entrelazadas, no podía hablar, tenía un nudo atorado en la garganta, si hablaba probablemente se daría cuenta y no quiero que me vea de esa forma.

—Ellos siempre son así —habló Josh trayéndome nuevamente a la realidad—. Nunca esperé mucho de esos dos. En algún momento te traicionarán de la peor manera —con su pulgar limpió un poco de leche que estaba en mi mejilla.

—Gracias —murmuré con voz baja.

Tan divino, es tan divino.

—Adiós —me sonrió y palmeó la espalda de Gásper cuando pasó a su lado.

Inflé mis mejillas y segundos después dejé salir el aire de manera ruidosa, froté mis brazos antes de cruzarlos y ver todo el desorden que había ocasionado.

Corazones de papel [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora