14 | Las palomitas tienen espíritu

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Darla Lynn

05 de noviembre

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—¡Que no! —El grito de alguien me hizo saltar en mi lugar—. ¡Lizzy yo no sé hacer nada! ¿¡Por qué no se lo dijiste a mi madre!?

Cerré mi mochila y avancé lentamente por el pasillo, di vuelta y encontré a Saimon de espaldas hablando por teléfono, arrugué el entrecejo y lo observé atenta.

—¡Yo no! —gritó nuevamente—. Está bien, conseguiré a alguien, pero que sea la última vez que te hago este tipo de favores. —Y colgó la llamada.

Abrí los ojos y me quedé parada ahí por unos segundos hasta que él se volteó, en cuanto me vio sus mejillas comenzaron a tornarse rojas.

—Ah, Darla, ¿qué te trae por aquí? —Se llevó una mano a la nuca.

—Estudio aquí Saimon... Eh, como sea. —Di vuelta y comencé a avanzar con vergüenza, fingiendo que no había escuchado parte de su plática.

Siempre metiendo mi nariz donde no me llaman, pero no es mi culpa ser un imán de situaciones bochornosas.

—¡No! Espera por favor. —Me detuve y escuché atenta—. La niñera de mi hermano estará ocupada el sábado y no quiere que mi madre se entere porque habrán problemas, la cuestión es que no conozco a personas que podrían remplazarla —habló con rapidez.

—¿Y qué quieres que haga? —Seguía dándole la espalda, pero en mi rostro se dibujaba una sonrisa. Ya tenía en mente lo que podría pedirme.

—Quiero que me ayudes por favor. —Dejó salir un soplido—. Te pagaré.

Le di la cara escondiendo mi emoción.

—Claro que sí Saimon, no sabes cuantas ganas tengo de conocer a tu hermanito. —Apreté las mangas del suéter con mis dedos—. ¿Cuándo y dónde?

—¡Gracias Darla Lynn! —Suspiró de alivio—. En realidad no tenía planeado decirte pero apareciste, y fue la mejor idea que se me pudo ocurrir, eres como un ángel.

Yo diría que amuleto de la mala suerte.

Hubo un momento de silencio.

—Debo ver a Josh, me escribes. —Hice un movimiento con las manos a manera de despedida, pues la circunstancia se volvía incómoda y lo mejor era terminarla.

—Adiós. —Sonrió—. Yo, yo te mando la dirección y hora, tú, tú sabes —tartamudeó lo que me pareció tierno.

Fui en busca de Josh, seguramente estaba en el campo o en la cancha de básquet. Iba a seguir andando con normalidad pero tras de mí se escuchó un estruendo, me volteé y encontré a Saimon sobándose los hombros, me vio y peló los ojos, recogió su botella de agua del piso y se alejó corriendo. Se había golpeado con la puerta de un casillero.

Negué con la cabeza y seguí caminando.

Ir a casa de Saimon no tendría porque ser malo ¿verdad? Yo sólo iría a ayudarlo a cuidar a su hermano, aparte me iban a pagar por eso, básicamente iría a trabajar, nada de que preocuparse.

¿Josh qué diría al respecto?

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06 de noviembre

Toqué el timbre.

Me encontraba un poco nerviosa.

Josh no se molestó en lo absoluto, incluso me dio algunos tips para tratar con el niño. Exactamente no sabía cuál era la relación de él con los Connor y Melanie. Sólo me ha dicho que eran buenos amigos, pero presiento que es algo más que eso. No quiero hablar de ello cuando estoy con él, para evitar ponerlo incómodo.

Corazones de papel [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora