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Estuve un rato con Scott en el jardín hablando y dándonos besos a escondidas de vez en cuando. Me estuvo contando algunas anécdotas de su verano, haciéndome reír, hasta que vinieron García y Jace para llevárselo a no sé dónde.
Entré para buscar a alguien, pero según me levanté me sentía muy mareada. Ya no sabía ni qué hora era, apostaba por más de las cuatro y la gente seguía a tope como si la fiesta acabara de empezar.
Me dirigí al baño de la planta de arriba donde había dejado mi bolsa de aseo. Me quité las zapatillas y me até el cabello en un moño antes de cepillarme los dientes. Esa noche no me había maquillado así que fue todo más sencillo.
Fui a lo que creí que era el cuarto de Kat, pero al entrar me encontré a Seline encima de un chico, desnuda y moviéndose. El chico pareció darse cuenta puesto que se movió tapándoles a ambos.
– ¡Oh joder! ¡Lo siento muchísimo! – dije y salí del cuarto corriendo.
No me di cuenta y me choqué contra un pecho.
– Perdón, no me di cuenta de qu- ah, sois vosotros – eran García, Jace y Scott.
– ¿Qué hacías saliendo del cuarto donde estaba Cárter? – preguntó Jace.
– ¿Cómo que Cárter? Ahí estaba Seline con un – la palabra murió en mi boca en el momento que lo entendí. Y pareció que a los otros tres les pasó igual puesto que todos abrimos los ojos sin creérnoslo.
– ¿¿Qué?? ¿Seline y Cárter? Oh Dios, qué llevaba la bebida, ¿burundanga? – dijo García.
– Bueno, ¿quién falta en este grupo por liarse con alguien? – dije arrastrando las palabras.
Los chicos rieron.
– Creo que deberíamos ir a dormir todos ya, mañana tenemos partido – dijo Scott viéndome – y aunque sea por la tarde necesitamos digerir el alcohol de nuestro cuerpo.
– Cierto, iré por Kat a decirla – dijo García bajando las escaleras seguido por Jace.
– Anda ven borrachuza – Scott me tomó de la mano y me llevó al cuarto de Kat, al verdadero cuarto de Kat. Al parecer íbamos a dormir ahí todos: había colchones y mantas por todos lados.
– Espera – dije – ¿me acompañas al baño?
Aceptó y me llevó hasta allí. Le dije que entrara conmigo y una vez ahí me acerqué a él, le quité el cinturón y le bajé los pantalones.
Se dejó hacer, así que seguí y colé mi mano en sus calzoncillos. Tomé su miembro en mi mano acariciándolo de arriba abajo, pasando el dedo ligeramente por la punta. Me guie por sus reacciones para saber a qué velocidad le daba más placer.
Él enredó nuestras lenguas mientras me dejaba tocarlo y pasado un buen rato conseguí que se viniera en mi mano, pero seguí acariciándole.
– Estamos en paz Scott – dije sonriéndole antes de sacar la mano de su bóxer.
– Lávate la mano – me dijo mientras se colocaba el calzoncillo y los pantalones.
Le desafié con la mirada e introduje los dedos en mi boca, saboreándole. Se quedó parado mirándome.
– Eso...
Sonreí ante su falta de palabras. Se acercó a mí cogiéndome de la mejilla y plantándome un beso.
– Eso me ha puesto mucho, princesita.
Podía ver en su cara lo mucho que le había afectado que hiciera eso. Estuvimos en el baño comiéndonos a besos hasta que dejamos de escuchar ruidos en la planta de abajo.
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Tenías que ser tú
RomanceUna líder de las animadoras, rubia, popular entre sus compañeros y querida por sus amigos. Parece la típica historia, ¿cierto? Su vida da un giro de 180 grados cuando su padre pierde el empleo. Chanel deberá enfrentarse a su nueva situación familiar...