CAPÍTULO 20 - CANTA CON NOSOTRAS

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Hoooola, se que he estado desaparecida :( pero aquí tenéis otro capítulo para saber más de esta gentecilla <3 . Me ayudaría mucho si dejarais un voto y un comentario para saber que os ha gustado el capítulo jej.

– ¡Hola! – dijo Nicol. Dejó la mochila en la entrada y se acercó a nosotros.

La devolvimos el saludo.

– Scott nos ha hecho unos macarrones – dije viéndole con una sonrisa.

– Gracias, no tenías porque –dijo Nicol acercándose a la cazuela a verlos – huele de maravilla.

Nicol es pelinegra, el cabello la llega por los pechos, con unos grandes ojos marrones y de tez algo pálida. Tiene varios piercings: uno en la nariz, el nostril, y los demás en las orejas.

Siempre viste con ropa de cuero que la queda fantásticamente ajustada a su cuerpo. Mi amor por la película de Grease es por su completa culpa.

Me dijo que le gustó tanto la película que se compró chupas y pantalones de cuero, me dio curiosidad y la vi. Me enamoré de Olivia Newton-John más que de John Travolta.

– Por cierto, tengo una noticia importante – dice Nicol con una sonrisa – ¡Han aceptado mi traslado a tu instituto!

Me lancé a abrazarla, eso era más que una buena noticia.

Comimos los tres charlando y de vez en cuando Scott ponía su mano en mi muslo acariciándome levemente. Se le podía ver a gusto conversando con mi familia y eso, de cierta forma, me llenaba de felicidad.

Estuvo hablando con él mientras yo fregaba los platos y cuando terminé nos dirigimos los tres al salón.

– Podemos ver una película – dijo mi prima, con quien compartí una mirada, sabiendo exactamente que película estrenaría la casa.

Me giré a Scott.

– Dime por favor que has visto Grease alguna vez en tu vida – sonríe.

– Claro, pero la vi hace mucho.

Sonreí, le tomé de la mano y le senté en el sofá.

– Ya tienes plan – sentenció Nicol.

Buscamos la película, cogimos unas cuantas mantas y me senté entre ambos después de hacer palomitas.

Nicol volteó a nosotros.

– Vosotros tenéis de amigos lo que yo de rubia guapos.

Ambos reímos.

No había dicho nada sobre Scott. Él tan solo se presentó, sin etiquetas. Pero al parecer no disimulábamos, lo que quisiera que estaba pasando, tan bien como parecía.

– Quizá no sea la palabra que más describa la situación, añádele: con derechos – dijo Scott para después darme un beso en la mejilla.

– Lo único Nicol, nuestros amigos no saben nada... es complicado – añadí.

– Comprendo, tranquilos. No diré nada – concluyó sonriendo.

Enredé la mano de Scott con la mía por debajo de la manta durante la película.

Cuando asumió que íbamos a cantar todas las canciones, tomó su móvil y buscó la letra para cantar con nosotras. No creo que se pudiese ser más adorable.

– No la recordaba tan buena, debe ser que crecí – dijo Scott mientras recogíamos las mantas.

– Es que ahora se entienden ciertas partes, además de los temazos que cantan – argumenta Nicol.

– Ya tengo nueva película favorita gracias a vosotras dos – sonrió en mi dirección – gracias por dejarme pasar un rato con vosotras, pero ya debo irme.

– Nos vemos el lunes Scott – dijo Nicol y se despidieron con un abrazo. Lo acompañé hasta la puerta y salí con él hasta llegar al coche en el que había venido.

– Es de mi madre, sigo intentándola convencer de que me compre uno – dice con una sonrisa – además, ahora vives más lejos. Algo me inventaré.

– ¿Vendrás a verme más veces? – pregunté acercándome.

– ¿Lo dudas? – pone las manos en mi cintura pegándome a él.

Llega mi tía con su coche y me separo ligeramente. Esperamos a que aparcara y se acercara a nosotros.

– Hola tía, ¿te acuerdas de Scott?

– Por supuesto – se dan dos besos. – ¿Os vais? – preguntó entonces.

– Él. Vino después del instituto y ha hecho unos macarrones deliciosos para comer.

– Estaré encantada de que vengas aquí todos los días, si es que haces más de esos macarrones – dijo mi tía con una sonrisa. Ay Diosito que vergüenza. A Scott al parecer le hizo gracia.

– Cuando queráis.

– Nos vemos otro día Scott – mi tía se despidió con una sonrisa y entró a la casa, no sin antes avisarme de que me tenía que haber puesto una sudadera para salir a la calle.

– Hablando de sudaderas, tengo que devolverte aun la que me prestaste el día de la fiesta en casa de García – dije.

– Cierto, pero no me la devuelvas. Sinceramente se veía muchísimo mejor en ti.

Joder. Eso era un puto sueño. Tenía mi primera "sudadera de novio" que se llama ahora. Técnicamente no es mi novio, pero el concepto se entiende.

Él, que seguía apoyado en su coche, abrió ligeramente las piernas y me puse entre ellas. Colocó sus manos en mi cintura, yo puse las mías en su cuello y junté mis labios a los suyos. Nos fundimos en un beso tierno donde no hubo lengua ni manoseo. Tan solo nuestros labios juntos moviéndose levemente.

– Nos vemos mañana en clase – dije antes de volver a besarlo.

– Si necesitas cualquier cosa llámame – dijo por último antes darme un beso en la frente y entrar al coche. Esperó hasta que entré en casa para irse. Este jodido día era para marcarlo en el calendario. Hacía que no me sentía tan feliz, tan cómoda...tan plena.

Tenías que ser túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora