¿Conocéis esa sensación de sentirte vigilado? ¿De que alguien, desde algún lugar de la habitación, te esta mirando fijamente?
Vale, pues yo no. O eso o el alcohol me había anulado completamente.
Ese lunes debería haber sido uno cualquiera. También lo debería haber sido la fiesta del día anterior. Pero no lo fue. Porque de camino a casa, lo conocí a él. Esos ojos verdes que vi por primera vez durante unos pocos segundos y que aún me persiguen a día de hoy.
Se podría decir que nuestra historia no comenzó de la mejor manera. En un principio ni siquiera se iba a convertir en una. ¿Quien me lo iba a decir, eh? Cada uno tiene sus propios demonios, y en esa primera mirada se conocieron los nuestros.
También debería haber sentido sus ojos clavados en mi perfil esa misma mañana, pero en mi defensa, ni siquiera sabia que iba a mi misma universidad, mucho menos que coincidiríamos en alguna de nuestras clases. Cabe remarcar que estaba demasiado concentrada haciendo como que escuchaba a la gente a mi alrededor hablando de todas las personas con las que se habían acostado el día anterior, como para darme cuenta del chico que me miraba desde la distancia.
Entró la profesora, y por fin, quienes se hacían llamar mis amigos se alejaron a sus sitios. Jordan, quien se sentaba en la fila de atrás, se acercó a mi oido a susurrarme:
—¿Estas mejor? Ayer se te fue de las manos.
—Ayer estaba perfectamente —contesté.
—Hasta el chico ese se dio cuenta de que estabas hecha una mierda.
—No se de quien me hablas —claro que lo sabía, algunos dicen que una sola mirada vale para enamorar a alguien, yo no me enamoré en ese instante, pero sí me desperté lo suficiente para sentir algo, lo que fuera que significara eso.
—A la próxima yo no pienso cuidarte, siempre es igual.
—Pues no lo hagas, Jordan, nadie te lo ha pedido —mi giré para enfrentarle.
—Las cosas no funcionan así. A ver si te enteras de una puta vez que el alcohol no soluciona nada.
Cuando fui a responder, la profesora nos interrumpió echándonos de clase.
Estaba saliendo con mi amigo cuando alguien captó mi mirada, y no fue uno de los gilipollas que me venían detrás como si fuera su pequeña prostituta barata. Fue ese chico cuyo nombre todavía no conocía. Mechones de pelo liso le caían por la frente descuidadamente y cuando nuestros ojos se encontraron, solo pude preguntarme dónde había estado este chico tanto tiempo y cómo no lo había visto antes.
Fui yo quien rompió el cruce de miradas y mientras me alejaba, seguí sintiendo su mirada clavada en mi espalda, y desde ese momento, no he dejado de sentirla.
Jordan y yo nos alejamos bastante hasta llegar al campo de fútbol. Subimos a las gradas, pero cuando me fui a sentar, vi que Jordan se quedaba de pie, así que yo hice lo mismo. Él era bastante alto pero yo no me quedaba atrás, así que imité su postura de enfadado, con la espalda recta y los brazos cruzados, y esperé a que se desahogara.
—¿No ha vuelto a aparecer? ¿Es eso? Ayer dijiste que no ibas a acabar mal.
Me quedé en silencio, pasando saliva incomoda y molesta a partes iguales.
—Lleva cuatro días que no aparece, no es nada, ya volverá, siempre lo hace.
—Puedes dejarla, lo sabes, ¿no?
—Joder, Jordan, no empieces con eso otra vez que no te va a llevar a ningún puto lado.
—No me jodas tú. Intento ayudarte pero te niegas. ¡Te he dicho mil veces que puedes venir a vivir conmigo y no me haces ni puñetero caso! —eso es verdad, no era la primera vez que me lo ofrecía , pero no podía irme así porque sí.
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Dos Almas (en pausa)
RomanceElla ama el ruido porque acalla sus gritos. Él ama el silencio porque así no escucha los del resto. Ella odia leer historias de amor porque le recuerdan a lo que aspira pero no alcanza. Él ama todo tipo de libros porque "si no lo vivo en esta vida l...